3.11.07

Castañeda, el Alcalde de la Burbuja

Nuestro limeñísimo alcalde, Castañeda Lossio, da la impresión de ser alguien totalmente inseguro de sí mismo, con un temor infeccioso a cualquier cuestionamiento. La estrategia de silencio de Castañeda no es electoral, quizá tiene miedo que notemos cuan grande le queda el cargo de alcalde de 8 millones de habitantes. Por eso evita el contacto con la prensa y los mismo vecinos como si se protegiera del ébola.

Otra vez adoptó su estrategia autista ante un nuevo problema de la ciudad

Mesa Redonda, ese inflamable tugurio comercial del Centro de Lima, ardió otra vez como una normal consecuencia físico-química de tener en el mismo sitio tantos factores combustibles: una infraestructura caótica, una acumulación de sustancias inflamables cerca de conexiones eléctricas clandestinas, y un "capital" humano de comerciantes con una confirmada vocación de ardoroso bonzo y un nulo respeto, ya no a la vida ajena, sino al propio pellejo. Afortunadamente no han habido víctimas mortales, pero se repitió el escenario donde muchos vendedores, antes que abandonar su puesto, prefirieron encerrarse con su mercadería y arriesgarse a una carbonización de 1200 Cº.

Esta culpabilidad por parte del sector ciudadano, no exime al alcalde de Lima de dar la cara, tranquilo al Alcalde, protegiéndolo antes que nada de las incómodas preguntas de los periodistas, que le causan reacciones convulsivas. Ese aislamiento de todo contacto externo me trae a la memoria la figura de los niños con problemas inmunitarios, condenados a aislarse en un ambiente aséptico y paranoicamente seguro, en una burbuja clínica.

Más allá de las escaleras en los cerros y los hospitales de la Solidaridad, que fueron las razones potentes de su reelección, no se ve ni se habla de soluciones a los problemas urgentes, planes de largo plazo, ni nada más allá de nuestra expansión metropolitana como una ameba de carne, cemento y basura.

A propósito, una y otra vez veo ese famoso carril central de la Vía Expresa, cuyo cierre tanto caos vehicular ha causado. Contemplo el paso de maquinaria pesada, el derribo de puentes peatonales, y 11 meses después, la única obra es una extraña repavimentación de cemento sobre lo que era el asfalto y una ligera ampliación en el ancho. No sé mucho de las mecánicas complicadas del tráfico metropolitano, pero sospecho que la obra y el uso de ese famoso lote de buses a gas no representará una mejora notable del problema. Así como esta obra, el impacto de las otras grandes obras de Castañeda, como nuestras costosas piletas estilo Las Vegas, me parece dudoso, poco notable y hasta nulo. El alcalde solo intenta pasar piola, que nadie hable de él, no dar la cara en juntas de vecinos y esperar que la siguiente elección los candidatos a la alcaldía sean tan mediocres como en la última, para que otra vez no nos volvamos a arriesgar a dejar en la mano de algún inepto desconocido algo que simplemente está en manos de una persona gris, antisocial, sin imaginación y sin noción de lo que es rendición de cuentas o confrontación de propuestas.

Sobre el tema Castañeda en la blogósfera:
Útero de marita (Ocram): El Caballero de Mesa Redonda
Desde el Tercer Piso (J.A. Godoy): El Alcalde Ausente
Mate Pastor (Juan Sheput): Mesa Redonda y Castañeda Lossio

1 comentario:

Mirko Miano dijo...

Hola, acabo de descubrir tu blog y estoy totalmente de acuerdo contigo,
Saludos
Mirko