17.6.09

Bolivia, ex-República hermana

Ya no podemos seguir llamando República hermana a Bolivia por dos razones:

Primera. Desde este año, según el Art.1º de su nueva Constitución, Bolivia ya no es una República, sino un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario. El abandono de la denominación de organización política en el eje de la res pública que define al resto de los países de la región no ha sido un mero gesto formulaico. El estrenado sistema de Estado Plurinacional (llamémoslo así para sintetizar) se presta a ser un molde gelatinoso para cualquier capricho conceptual del gobierno de Evo Morales fuera del marco republicano clásico.

Segunda. Hablando a nivel de estado y no pueblo, de comportamiento fraternal no queda ni la sombra. Bolivia es un país por el cual el Perú en el s.XIX asumió su más triste y costosa guerra, como consecuencia de la estulticia de otro presidente boliviano, Hilarión Daza. Ahora se nos paga con la hostilidad a los reclamos peruanos de soberanía marítima, ayudando al país que les quitó el acceso al mar, Chile. Esto es una acción diplomática inaudita por parte del gobierno de Evo Morales, fruto tanto de un odio obsesivo con Alan García, como de las aspiraciones de expansión del Eje Bolivariano, que pueden ser burdas y desordenadas, pero poseen efectos visiblemente nocivos. De un modo miope y cortoplacista, Evo Morales atenta no solo contra los intereses peruanos, sino contra históricos intereses bolivianos.

Por si fuera poco, la interferencia boliviana en los asuntos internos peruanos ha llegado al punto de un abierto sabotaje a nuestra integridad nacional e incluso la clara creación de quintacolumnistas llamando a la insurgencia contra nuestros gobernantes elegidos. Alan García podrá ser un mal presidente, pero es nuestro problema ver que hacemos con él, no el de Bolivia.

Para muestra, este video de Periodismo en Línea visto en Hojas de Vida:




¿Sabían que Alberto Pizango, quien aparece en este video, también pide que nos convirtamos en un Estado Plurinacional? No se pueden escatimar adjetivos: esto corresponde a un quintacolumnista y agitador y no a un líder que juegue por el Perú, sino por Bolivia y demás países del Eje.

Personalmente, la desesperación que siento al pensar que faltan todavía dos años para que acabe el período de García no me moverá a hacerle juego a intereses aún más nefastos. Denunciemos los terribles errores y arrogancias de este gobierno, pero a la vez mantengamos ojo avizor con el frente externo, que no es algo fantasmal sino palpable y evidente.

El sabotaje del gobierno de Evo Morales es intolerable y amerita respuestas diplomáticas drásticas, como la ruptura de relaciones, así como a nivel interno, una especial atención y concentración de energías y labor estatal en Puno, primer candidato a convertirse en el próximo Bagua.

15.6.09

Granizo mental: Bagua

Por diversas razones personales me he limitado a leer por muchos días sobre los tristes acontecimientos en Bagua, las protestas amazónicas, así como las abundantes pero necesarias opiniones sobre el tema, tanto en la prensa y los blogs. Pero de las nebulosas noticias y tormentosas posiciones, un granizo mental se solidifica en mi cabeza y debo dejarlo caer a tierra.

1. La Amazonía es una colonia del Perú. La república peruana se ha comportado históricamente con sus territorios amazónicos como una potencia colonial europea del s.XIX, y esto ahora se nota en su naturaleza desnuda. Los territorios amazónicos son lotizados como trozos de pastel con la densidad demográfica de la Antártida. Sus habitantes otra vez son considerados estorbos nativos de la misma naturaleza que el mosquito del paludismo, ajenos a la ciudadanía de primera clase, enemigos del progreso dictado por la metrópoli y que para muchos deben ser conducidos hacia la vida occidental como una "carga del hombre blanco" peruano.

2. Primer contacto. En los Andes se sintió todo el peso de Occidente desde el s.XVI con los conquistadores españoles, pero en la inmensa parte de la Amazonía peruana solo desde el s. XX, y más que nada debido al boom del caucho de comienzos del siglo pasado. El recuerdo de ese cruel episodio no está a siglos de distancia. Lo vemos ahora.

3. Los indígenas selváticos no son una fuerza de la naturaleza ni un ente colectivo inimputable. Son ciudadanos peruanos, con derechos, pero también con responsabilidades. Si bien muchas de las circunstancias a las que se llegó para la matanza se deben tanto a la ineptitud de García y su gabinete, o a la intolerancia y radicalismo de Pizango y otros dirigentes de AIDESEP. Son ciudadanos peruanos los que han masacrado a decenas de policías rendidos. Es una prioridad la identificación, persecución y severo encarcelamiento a los autores materiales de estos crímenes.

4. Desinformación y wishful thinking.
Como murieron 28 policías, algunos asumen automáticamente que los manifestantes muertos deben ser muchos más. Existe un deseo oculto y en ocasiones siniestro (sin hablar del interés de ciertos burócratas no gubernamentales en busca de plancton) por encontrar y confirmar una cantidad de víctimas en los manifestantes superior a la de los policías muertos. A pesar de la llegada de numerosos reporteros, las pesquisas de la Defensoría del Pueblo y la vigilante presencia de varios organismos de derechos humanos en la zona, ese número parece oscilar provisionalmente entre 9 y 15. La desinformación de ambas partes no ayuda a esclarecerlo, así que todavía hay que esperar a que la niebla de guerra se despeje y tener una cifra más exacta sin especulaciones maximalistas. Entre tanto, los 28 policías ejecutados después de rendirse no deben convertirse en muertos de segunda clase en la agenda de muchas organizaciones y opinólogos.

5. Las palabras que significan todo o nada. Tenemos a la vista las consecuencias del llamado a la insurgencia de Pizango. Tambien a la vista la prostitución de la palabra "genocidio", cuyo abuso uno espera del típico panfletario de izquierda, pero no del presidente de la República (¿o sí?), quien habla de "genocidio de policías" (ver una entrada de J.A. Godoy al respecto). Esto es la punta del iceberg de los procesos mentales y conceptos manejados por el actual Presidente.

6. La era de apostar por ignorar las protestas y movimientos sociales ha terminado. El gobierno aprista escogió la estrategia del avestruz, confiando en el colapso del levantamiento amazónico por su propio peso. No solo es una muestra de insensibilidad y arrogancia, sino de estupidez. Desoír grandes manifestaciones, inicialmente pacíficas, de reclamos e inquietudes de la población además de supurar mala gobernanza, revela falta de estrategia en esta época de vecinos obedientes al "eje bolivariano" de Chávez y sus peligrosos juegos de intervención internacional. Porque tampoco se debe restar atención a los actores externos solo porque nos ciegue que ello sea parte de los argumentos gubernamentales. Que la desaprobación a las acciones de García no nos haga descartar el pensar bien todas las posibilidades.

7. ¿La voz de la derecha? Andrés Bedoya Ugarteche, conocido apologista de la supremacía racial y de quien ya hablé alguna vez para responder a cierto lector complaciente de esta bacteria, debería ir a la cárcel por pedir pública y abiertamente en un medio de comunicación masivo el uso de napalm contra los nativos. Pero seguro se quedará escribiendo sus desvaríos seniles y racistas desde Correo, amparado por su director, Aldo Mariátegui que comparte la misma visión de túnel respecto a la solución de los problemas en la Amazonía. "Alditus" evidencia ser un fan de la película "Zulu" donde los camisas rojas ingleses acaban con hordas de guerreros neolíticos armados de lanzas. Tenemos un director de periódico que se la juega por el viejo método de progreso occidental: matar a los nativos y colonizar.

Fotomontaje vía GCC

8. Ya me cansé de ponerme a la zaga de manifestaciones bajo banderas rojas y encabezado por partidos, organizaciones y sindicatos vestigiales de una época muerta. No siento ni la mitad de mis ideas representadas por ellos, y creo que tampoco de las de una gran cantidad de potenciales asistentes, que ahora pensamos varias veces antes de sumarnos alegremente a ciertas marchas. No quiero cometer de nuevo los mismos errores del pasado en darle fuerza a ideas fantasmales que aprovechan coyunturas como éstas para sentirse vivas, pero tampoco quiero volverme un ciudadano inmóvil y lleno de pretextos para no manifestar físicamente mi desacuerdo con el régimen. Sigo pensando en lo que tiene que pasar para que las voces cantantes de las marchas ciudadanas comiencen a ser otras. Que las banderas rojas, si quieren, sean las que se acoplen atrás de vanguardias más sensatas y mayoritarias, y no al revés.

9. El ministerio del Interior corre a cargo de un neófito absoluto en la materia desde hace bastante tiempo, pero nunca se ha notado con mayor claridad. Mercedes Cabanillas no solo debería renunciar, sino buscar un DeLorean para retroceder en el tiempo y declinar el cargo. Parece no tener noción sobre lo colosal de la responsabilidad política por la mayor matanza de policías en la historia del Perú.

10. El "cambio responsable" ha terminado en la misma papelera que el "futuro diferente".
Alan García no se salvará del juicio de la historia, por el que alguna vez pareció mostrar interés. Pero tampoco nosotros, por haberlo llevado a esa segunda vuelta donde ganó su reelección.