De una manera parecida a como algunos granjeros franceses hacen rabiar a sus gansos para obtener un paté de primera, Telefónica tiene las más retorcidas manera de sacarte dinero mientras convierte tu hígado en un menjunje cremoso y lleno de bilis. Tras experimentar casi un mes en el cual esta empresa que, entre otras cosas, prácticamente monopoliza el acceso a Internet en el Perú (con uno de los mayores cobros de Latinoamérica) nos mantuvo a mi familia y a mí como unos crédulos llamando al 104 para que nos envíen el puto router que solicitamos comprar el 21 de Diciembre, sospecho que los intereses económicos de esta compañía no se limitan a las telecomunicaciones, sino que están incursionando en el siniestro y clandestino mercado de foie gras humano. ¿Quién sabe? Para cada platillo raro existe un excéntrico nuevo rico de Extremo Oriente cansado de tanto estofado de panda y cebiche de ballena jorobada.
21 de Diciembre del 2007, la fecha que vivirá en la infamia (una más) de la historia de los perjuicios familiares. Entre mis dos hermanos, mis padres y yo, podríamos contar casi 24 horas al teléfono del inútil 104, anexo 2 entonces anexo 2 otra vez y canción de espera, entonces un tipo al otro lado del teléfono que es incapaz de decirme porque el router de conexión que pedimos y pagamos por teléfono el maldito 21/12, que tenía que llegar en cinco días había esperado hasta el 4 de Enero y ni rastros ni noticias.
Estábamos en medio del puenteo mayúsculo.
Disculpe señor, entiendo su incomodidad y le aseguramos que en el plazo de 5 días a partir de esta queja llegará el router. ¡5 días más! ¡Oiga usted, si ya están por encima del plazo me pide 5 días! Así es señor, tendrá que esperar.
5 días después: ni rastros del router. Más llamadas. Más plazos de 5 días. Las reservas de cortesía con estos inoperantes contestadores telefónicos comenzaban a obviar el hecho que eran la última sección de la cadena corporativa. ¡Señor, páseme con su supervisor, dado que 20 días después ustedes son incapaces de solucionar el problema! Lo sentimos, no nos es permitido darle acceso al supervisor. ¡Por la oscura ciénaga de donde fuiste parido, pásamelo! Está bien señor, tendrá que esperar unos instantes. 15 minutos soportando una espantosa canción de espera y el oído fundiéndose con el auricular, y una voz contesta. El supervisor. Al fin. Oiga, se lo contaré de la manera más amable posible, a pesar que 20 días después tengo todo el derecho de renegar. No se preocupe señor, sé de su caso. Entonces, dígame una fecha certera de cuando llegará el router que pedí el 21 de Diciembre. Señor, a ciencia cierta no lo sé. ¿Qué clase de payaso es usted que no me puede decir esa información? ¿Cree que he soportado 20 días a los que añado esos 15 minutos de estúpido estribillo solo para oírlo decir eso? Así es señor, no tengo acceso a esa información ¿Quién la tiene? ¡Alguien debe tenerla en su puta y monopólica compañía! La tiene sección Técnica. Páseme con Técnica entonces. No puedo señor. ¿Cómo que no puede? ¡Ustedes son la maldita Telefónica! ¡Levante un teléfono y páseme con Técnica, ahora! No se puede, no tenemos conexión desde el 104 y los clientes no pueden.
¿Me está diciendo que encima que no sabe cuando llega mi router, no puedo acceder con nadie en toda su elefantiásica compañía para que me diga si llegará o no?
En efecto señor.
El router llegó hace dos días, el 16 de Enero, tras un raid cara a cara en las instalaciones de la cochina compañía, lo que me convenció una vez más que la virtualidad nunca sustituirá a la cercanía física para muchos inconvenientes. Me solidarizo con las personas en peores aprietos que yo con esta compañía que ha perfeccionado el arte de mandar al desvío a sus clientes, con la seguridad de no perderlos pues necesitan sus servicios.
Por eso, desde aquí les invoco: si pueden robar cable a Telefónica, háganlo. Si pueden acceder gratis a Speedy con algún truco, ejecútenlo. Si pueden gorrear línea y llamadas de la compañía sin que les pueda cobrar, adelante. Contra un monstruo monopólico y con mecanismos débiles de defensa del consumidor ante los peces gordos, los brazos cruzados y la buena ciudadanía se trastocan en defectos mortales. Saqueen lo que puedan de los servicios de Telefónica y siéntanse ejecutores de un karma que les corresponde por hacer entrar en cólera e impotencia a decenas de miles de peruanos.
¡Lo Houston!
Ah, feliz Navidad y Año Nuevo atrasado. No he abandonado el blog, solo lo dejé más tiempo del calculado por lo que ven, más allá de lo que duraron mis vacaciones en el Cuzco, donde casi no accedí a un monitor de TV o PC, que es una actividad que normalmente ocupa mas de 12 horas de mi día normal, entre 8 horas de trabajo y 4 de ocio. Cuzco es un tema para otro post, sobretodo por una experiencia metafísica en Qenqo que no deseo estropear bajo los anteriores párrafos cargados de sucia pero necesaria catarsis pública.
Grita tus males al viento, que todo se lo lleva.
5 comentarios:
Jaja, menuda yihad has proclamado. La espera ha merecido la pena.
Solo una pregunta: como rayos le robas linea a telefonica? yo lo haria encantada de la vida.
Punto a parte a este post le deberia seguir una guia practica de como robar linea, usar speedy y por supuesto robar cable sin que el MALDITO Plan Duna te detecte!
Saludos,
Mis familiares trabajan con esta empresa.... tenemos que cortar cables?? jajajaja ;-)
saludos!
Hum! ¡Perfectos para una quinta columna! Aunque creo que no me alcanza ni para arañar al monstruo.
Usen sus monedas falsas para llamar por teléfono.
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