La IV Flota regresa

Esta división de la US Navy fue creada para evitar las maniobras alemanas en el Atlántico Sur en la Segunda Guerra Mundial. Recordemos que tan temprano como en 1939 se libró un combate naval de importancia en las mismas orillas del Río de la Plata, cerca a Montevideo, donde la armada inglesa dio caza y hundió al escurridizo acorazado germano Graf Speee. Posteriormente a la declaración de guerra de los EEUU a Alemania, Sudamérica es mantenida fuera de muchos apremios navales cuando la IV Flota norteamericana es conformada para vigilar las aguas del este de nuestra región, amenazadas por los submarinos alemanes y con un país aliado, Brasil, que participó con varias divisiones en la invasión a Italia en 1943.

En 1950, la IV Flota es disuelta, y en lo más álgido de la guerra fría los EEUU no se plantean su restitución, incluso cuando fuerzas cubanas intervienen en Angola, al otro lado del Atlántico Sur, o cuando el conflicto de las Malvinas, cuando Argentina tentó su suerte y perdió con el mejor aliado de los EEUU, el Reino Unido.  

Entonces ¿por qué en el 2008 se anuncia su regreso? ¿cuál es el objetivo táctico, estratégico o político? Muchos creen que es por Chávez o Cuba, pero la verdad no me parece que esa sea la verdadera razón. Para intervenir en Venezuela o en Cuba no es necesario conformar una fuerza de esa envergadura, basta una temporal Task Force. Hablar de una IV Flota en un escenario sin una Guerra Mundial que lo amerite es hablar no de una situación coyuntural y temporal, sino de un objetivo a largo plazo. La estrategia apunta a Brasil, el único rival continental de los EEUU con una capacidad considerable y una proyección óptima de poder regional y privilegios hegemónicos.

El presidente Lula Da Silva menciona que la movida norteamericana es por recientes yacimientos petrolíferos encontrados en el zócalo continental en el mar brasileño, pero agudamente no menciona lo que toda su Cancillería debe sospechar: los EEUU han visto con preocupación la extensión del IIRSA, la Iniciativa por la Integración Regional de Sudamérica, cuyo principal cerebro y promotor es Brasil, y que tiene un peso más considerable que el Mercosur (no vale la pena mencionar la medio descompuesta Comunidad Andina de Naciones) como verdadero mecanismo para lograr un continente sudamericano más sólido y con una influencia brasileña creciente en desmedro de la norteamericana. La respuesta al IIRSA es la IV Flota, una respuesta táctica-estratégica, así como los TLCs bilaterales con Perú y Chile son una respuesta económica al relativo avance del Mercosur.

Por lo tanto, el reestablecimiento de la IV Flota puede ser movido por dos objetivos:

1. Evitar la proyección natural de Brasil hacia el Atlántico Sur, un cuadrante que no contaba con ningún candidato a hegemón o poder regional, hasta que los planes de largo plazo de Brasil lo pusieron en la mira como objetivo nacional, y su creciente economía, poder y desarrollo lo han hecho no una aspiración, sino una posibilidad

2. Consolidar una política de hegemonía militar visible para contrarrestar la decreciente presencia económica y la menguante influencia política en la región. En 1950 los EEUU tenían el 50% del comercio internacional y producían casi la mitad del PBI mundial. 58 años después, con el resurgimiento de Europa como la UE, la consolidación de China como titán y la proyección óptima de la India, la participación de los EEUU en el comercio mundial ya no es la mitad de éste sino casi la quinta parte. Paul Kennedy nos dice en "Rise & Fall of the Great Powers" que las potencias mundiales que pierden su autoconfianza en factores económicos o culturales, recurren a su ventaja militar.

Un tercer objetivo más hipotético puede ser aparecer más sólidamente la mano de los EEUU en una zona como el África Occidental, que cuenta con un país rico en petróleo como Nigeria y otro consolidado como poder regional e influyente en su entorno, Sudáfrica.

Lo cierto es que IV Flota ha llegado con un objetivo a largo plazo. Y no para misiones humanitarias exclusivamente.