La NASA cumple 50 años

El día de ayer, 29 de Julio, se cumplió medio siglo de existencia de la NASA (National Aeronautics and Space Administration). Ocupada en este momento con misiones de rovers en Marte y estudios sobre el clima, parecen lejanos los días de gloria del programa espacial norteamericano, cuando competía nariz con nariz con la URSS. Entre 1957 y 1969, la URSS llevó una ventaja notable a los EEUU en la competencia aeroespacial: el primer misil intercontinental, el primer satélite, el primer astronauta, la primera mujer en el espacio, fueron hitos históricos que golpearon el ego estadounidense por una década. Hasta que la NASA logró la llegada del hombre a la Luna en 1969, la ventaja soviética fue total, y aún después, hitos como la estación espacial MIR mantuvieron a la URSS en la carrera.

La NASA, tras la disolución soviética en 1991, quedó como la reina indiscutida del espacio exterior, pero a la vez la decadencia de su rival ruso llevó a esta institución a un segundo plano en las prioridades estadounidenses. Sin soviéticos contra los cuales competir activamente, el interés en la carrera espacial sufrió un bajón más grave, que ya era notorio en los años 70s y que se había agudizado con el accidente del transbordador Challenger en 1986.

Entre 1957 y 1969 el ser humano llegó al espacio exterior, construyó estructuras orbitales y recorrió otro cuerpo celeste. Los niños de esa época soñaban con el espacio exterior y con ser astronautas cuando mayores. Pero la última vez que el ser humano pisó la Luna fue en 1972, y nuestro satélite no conoce un ser vivo desde hace 36 años. La Estación Espacial Internacional avanza lentamente, cuando hace 10 años se proyectaba su finalización y la construcción de una segunda para el 2008. Las sondas en Marte tienen problemas hasta para recoger muestras del suelo y no existen planes sólidos para reemplazar al ya viejo telescopio Hubble. La cantidad de astronautas en el espacio en este año escasamente llegará a la decena.

La NASA cumple 50 años, pero los seres humanos cada vez más nos olvidamos de mirar el cielo y viajar a las estrellas, porque el poder de la realidad inmediata parece haber aumentado su fuerza gravitatoria y, comparados con el entusiasmo de hace 35 años, andamos con los ojos lejos del cosmos y los pies demasiado pegados a la Tierra.