El atroz atentado contra el
semanario satírico Charlie Hebdo llega en uno de los peores momentos para la comunidad
musulmana en Europa. Solo pocos días
atrás estallaba una compleja polémica en Francia por “Sumisión”, novela
de política-ficción de Michael Houllebecq sobre la victoria electoral de un
presidente musulmán en el país galo. En Alemania el movimiento Pegida, cuya
bandera es una
islamofobia mal maquillada, gana adeptos mes a mes. En Grecia, los neonazis
y xenófobos partidarios de “Amanecer Dorado” han llegado a ser 1 de cada de 10
electores. En el resto de Europa, el panorama es similar: los radicalismos
ultranacionalistas, que tienen en su lista de prioridades aislar y expulsar a
los inmigrantes árabes y turcos, no hacen más que crecer.
Se ha dicho que el atentado de
los radicales islamistas es contraproducente respecto a sus objetivos, que les
hace más mal que bien, pero discrepo con mucho pesar. Parte de la materia prima
de fenómenos extremistas como Estado Islámico o Al Qaeda es justamente la
población musulmana segregada y aislada en Europa. Es fácil sembrar odio hacia
ellos a través de acciones infames, como la realizada contra los valientes
humoristas parisinos. La reacción masiva previsible es el aumento del
aislamiento y estigmatización general de la comunidad musulmana en Europa, que
es moderada en su inmensa mayoría. En consecuencia, aumentará el caldo de
cultivo de una juventud marginada social y culturalmente, que a su vez buscará refugio en las
interpretaciones más viscerales y rabiosas de su identidad. Y es allí donde el
fanático religioso la estará esperando con los brazos abiertos.
Es necesario cortar el circuito
de retroalimentación del odio, pero bajo una mirada realista de las actuales
circunstancias y a corto o mediano plazo, será una tarea muy difícil. Las
siguientes elecciones en distintos países europeos nos mostrarán una tendencia
donde muy probablemente los extremos de derecha (y por otras causas, de
izquierda) aumenten su caudal de voto ante la decepción de los caminos llevados
por la moderación y la tolerancia. La promesa de bienestar y multiculturalidad
se aleja en tándem de su cuna europea.
Sería ideal limpiarse el saco con
desdén después de un golpe duro, sacudirse el polvo y decir que no dolió. Pero
esto sí ha dolido. En demasiados niveles ha sido un gancho al hígado certero.
Como argumenta Farid
Kahhat, por las características de la masacre, con mucha certeza parece ser
obra de un grupo organizado antes que de “lobos solitarios”. Esta organización
eficiente del terror, la intolerancia y el odio no debe ser subestimada. No
solo nos ha arrebatado a un puñado de corajudos y bienhumorados artistas sino
que a la vez ha plantado la semilla de la xenofobia en corazones más allá de
Europa. No descuidemos a ese polizonte maligno sembrado con premeditación. Si
el odio es su combustible ¿qué mejor forma de cultivarlo que asesinando a
quienes practican el humor más atrevido?
La única respuesta ante esta
maniobra es saber separar al puñado de extremistas del grupo humano del que
provienen y evitar la estigmatización de colectivos en todos los frentes. De
otra manera, los violentos y dementes habrán ganado terreno en nuestros
corazones.
Y junto con el llamado a cultivar
y difundir el humor más blasfemo como contraataque, nos queda provisionalmente
un consuelo: saber que cuando un fanático religioso cree hacer “justicia divina”
por sus propias manos, es porque en el fondo sabe que su divinidad es inútil
por sí misma para bajar y hacerlo.
Traducción:
“Sobre el escandaloso rodaje del
film sobre Mahoma
- - ¿Estás seguro que Mahoma permitía tener sexo con
la cabeza de un cerdo?
- - Es que no nos alcanzó el presupuesto para una
puta.”
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo, justo discutía con mi pareja sobre el tema y le decía que más que responder con odios a un acto sin perdón como este, se debe buscar la raíz del problema, el porqué lo hicieron e intentar entender y corregir esto.
Una de las cosas que los intolerantes más temen es el humor. Se enfrentan a soldados, armas, y odio, pero se enfadan mucho más cuando ven humor y otras cosas como la libertad sexual.
Creo que aquí es donde más fuerte golpeamos. Vamos a vivir, a disfrutar de la vida. Es lo que más les duele a los extremistas.
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