Aquí una pequeña canción para todos aquellos que han sentido odio alguna vez, la encontré en el Primer Ratón en la Luna:
Hate something
Change something
Hate something change something
Make something better ...
Una pequeña obra maestra de la publicidad por parte de Honda, si me lo preguntan. Más allá de vender motores, es además la reflexión sobre el valor de odiar, de la fuerza que se obtiene al detestar algo, de los megavatios de energía que producen los ríos de furia, si se usa la maquinaria adecuada. Las ganas de cambiar algo se obtienen no solo por el deseo, sino en contraposición a un estado anterior no deseado. Cuando ese no-deseo se transforma en un sentimiento más intenso, cuando el estado previo es intolerable y detestado con fuerza, están dadas todas las posibilidades para una reacción de igual intensidad pero en sentido opuesto, como un resorte.
Aquellos hartos del frío encontraron la forma de generar fuego, y sin darse cuenta encendieron la chispa del largo camino del hombre a través de la acumulación de conocimientos y la complejización de su organización social. Quienes se cansaron de caminar grandes distancias y querían ir más rápido, inventaron la rueda o en todo caso, encontraron el uso más práctico de esta. Desde un ejemplo individual y vano, podemos contemplar al obeso que se cansa de ser una voluminosa masa de lípidos, y por odiar ese estado pero a la vez por quererse a sí mismo, encuentra fuerza suficiente para convertirse en una persona saludable. O yéndonos a estructuras gigantes, vemos el motor que empuja la sociedad moderna: el detestar un estado de carestía, lo que conlleva a una carrera por la acumulación de la riqueza.
Pero el simple odio no lleva al salto del cambio. Hay que odiar bien o el salto nos llevará a otro charco. Odiar y matar solo generará otra situación odiosa. Odiar sin medida conduce a estallar hacia todos lados y hacia ninguno en específico, como una estrella que se tranforma en supernova. Como todas las fuerzas del universo, todo viene en pares, en opuestos complementarios necesitados de un equilibrio uno del otro. Atracción y repulsión son los dos vectores más sencillos de la existencia y que conforman todo. Querer y odiar también.
Odiar bien. Amar bien. No nos privemos de ambas cosas.
Can hate be good?
Can hate be great?
Can hate be good?
Can hate be great?
Can hate be something we don’t hate?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario