27.9.07

Salvemos los Derechos Humanos

Observo con temor un debilitamiento sostenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamados hace casi 60 años en el seno de la entonces naciente Organización de las Naciones Unidas. Este documento valioso y redactado en un contexto muy auspicioso como la derrota de las fascistas potencias totalitarias, ha sido sacado de su honroso pedestal para ser blandido como arma por unos y vilipendiado por otros.

En el contexto más reciente y comarcano, las acusaciones en torno a Fujimori y sobre el polémico Ojo que Llora han hecho más evidentes las visiones contrapuestas de los dos principales sectores opinativos en torno a los D.D.H.H. Por un lado una facción, de izquierda casi sin excepción, que hace un uso selectivo de este documento para que, a la par de defender causas indiscutibles, atacar objetivos políticos precisos al mismo tiempo de ponerse una venda en situaciones incómodas para la ideología. En el otro extremo, la palabra "derechohumanista" ha pasado a convertirse en un sorpresivo adjetivo descalificador por parte de un notorio y creciente sector de la población, mayoritariamente de derecha o desencantada del sistema, que identifica el documento con un sector político específico, y lo desprecia sistemáticamente a pesar de los altos principios que consagra para la convivencia humana y de su inherente y sincera esperanza de mejorar las condiciones de vida de todas las personas sin excepción.

En un escenario más amplio, sociedades no-occidentales cada vez más poderosas y seguras de sí mismas, han tenido la suficiente fuerza como para cuestionar muchos de los artículos. Tanto países de confesión islámica como Irán o Arabia Saudita, como de sociedades comunistas tales como China y Cuba, de estructuras militaristas como Israel y Corea del Norte, incluso de exitosa economía capitalista pero con valores diferentes como Singapur o Malasia, cuestionan a nivel estatal contenidos básicos de la Declaración de D.D.H.H. y disponen una serie de violaciones sistemáticas e institucionalizadas a ésta. Las razones son diversas:

En el caso de los países musulmanes el relativismo cultural es la principal bandera, sobre todo para la condición de diferenciación de derechos entre el hombre y la mujer. Este relativismo es un tema realmente espinoso, puesto que muchas veces nuestra visión occidental y eurocentrista en valores y principios de organización interfiere en un juicio templado del tema. Relacionado a distintos aspectos, tales como ciertas libertades individuales y de expresión, también varios países del Este Asiático acusan diferencias expuestas internacionalmente por sus propias delegaciones.

Por otro lado, en los países comunistas, el sistema de gobierno de la dictadura del proletariado es en escencia incompatible con casi una decena de artículos de la Declaración. Paradójicamente, una parte significativa de los organismos que dicen defender los Derechos Humanos, está conformada por gente adoctrinada en la aspiración a un sistema de gobierno similar como utopía última.

Los países de estructura militarista aducen una realidad inmediata desafiante que impone el uso sistemático de métodos que violan flagrantemente la Declaración. Corea del Norte es un claro ejemplo, con la mayor cantidad de inversión bélica del mundo en relación al porcentaje de su PBI: casi un 40% que se quiere justificar eternamente en no repetir las invasiones sufridas por parte de Japón y posteriormente de los EEUU. Bajo esta premisa, se prefiere la pólvora al arroz y salvo la dirigencia Juche, el resto de la población literalmente vaga presa del hambre por las calles de Pyongyang y otros centros urbanos. Un caso distinto pero igual de cuestionable es el de Israel, bajo la real y constante amenaza de un pueblo al cual desarraigó de sus tierras, situación de la que no me explayaré ahora y que he comentado anteriormente.

El golpe final a los Derechos Humanos lo ha estado dando su mayor defensor y propulsor, al menos en teoría: los Estados Unidos. Si bien en su calidad de superpotencia se ha visto envuelto en diversos conflictos internacionales y situaciones violentas donde la violación de los D.D.H.H. más básicos son una triste consecuencia natural, no ha sido sino hasta la llegada al poder de los miembros de la derecha religiosa con lo peor de los neo-con (que ya es decir mucho) y tomando como pretexto el atentado del 11-9, que se ha procedido a vulnerar como política institucional aprobada, artículos de la misma Constitución norteamericana, en conjunto con los ya mencionados Derechos Humanos. La violación de la intimidad, el trato cruel a los prisioneros y la detención arbitraria dejaron de ser casos excecpcionales del comportamiento del gobierno norteamericano, para pasar a ser una práctica legalizada dentro del que alguna vez fue "el Bastión de la Libertad". La dureza del golpe no se debe tanto a la magnitud de las violaciones, que aunque graves no se compara ni remotamente con países como Sudán y Corea del Norte, sino a que los Estados Unidos son el país medular del sistema mundial, la principal potencia militar y además el elemento más fuerte e influyente de la civilización occidental. Siendo de origen también occidental, los Derechos Humanos tambalean cuando desde su mismo núcleo se afinan las cuerdas para su vulneración ya no esporádica sino sistemática. Con unos principios donde Occidente no da el ejemplo, las demás sociedades tampoco se sentirán tentadas a seguirlos.

Por último y por el lado opuesto, los Derechos Humanos son usados a veces como armas de doble filo en casos de una guerra flagrante y abierta por parte de un bando que es el agresor. En México hay una oposición inmensa a la decisión de Felipe Calderón de aumentar la presencia de componentes militares en la lucha contra el narcotráfico, a pesar que ha mejorado los resultados de este conflicto. En Colombia, Álvaro Uribe y su política de combate directo a las FARC ha merecido un rechazo constante y organizado de muchos elementos de izquierda, que quizá no hayan aprendido nada de la humillación que recibió el anterior presidente Pastrana, que apostó por tender la mano, solo para ser engañado con las zonas de semiindependencia de las FARC y además de ser plantado en unas negociaciones con el mencionado grupo narcoguerrillero.

Sobre estos casos quiero especificar algo. Las guerras y conflictos del mundo aún no tienen visos de desaparecer y quizá nunca lo hagan. Las acciones en las guerras plantean per sé acciones de grado violento que darán inevitablemente un saldo de Derechos Humanos vulnerados. La diferencia es si las partes beligerantes tienen como sistema de acción vulnerar la Declaración, o si se dan estas como casos aislados y no como política de acción. Esta diferencia no debe ser tenue, y si algo parece sistemático pues debe ser tomado como tal, más allá de su postura en teoría. La guerra en sí es un escenario donde ambos bandos alientan a sus integrantes a acabar con la vida del enemigo, y hasta que no podamos superar este endémico comportamiento humano, tenemos que analizar este estado de excepción como tal. Como el campo de confrontación de la guerra no se remite a los rifles sino también a las ideas, hay que estar atentos y vigilantes que un grupo beligerante no use los Derechos Humanos como un arma más para que el bando más civilizado baje los brazos y se deje matar.

Estando en peligro los Derechos Humanos, no debemos dejar que naufraguen en el mar de lo impracticable, pues su vigencia y respeto están amenazados por distintos flacos. Así pues:

Salvemos los Derechos Humanos de los países que los usan como pretexto para intervenir en otros, provocando una mayor cantidad de vulneraciones de dichos derechos.

Salvemos los Derechos Humanos de las bandas violentas, que los usan para desarmar a un enemigo más civilizado, mientras que por lo general, los denunciantes son quienes los violan sistemáticamente.

Salvemos los Derechos Humanos de los Humanos de Izquierda, que le dan un uso político y una aplicación sesgada y farisaica, no importándoles dichos derechos cuando no conviene a su causa, y olvidándose de ellos de peor manera una vez se ubican en el poder, lo que contribuye al debilitamiento de la Declaración.

Salvemos los Derechos Humanos de los Humanos de Derecha, para quienes el idealismo es un concepto deplorable, aquellos que por atacar a sus enemigos políticos intentan quemar al rehén que sostienen en vez de salvarlo, aquellos para los que la vida no gira en torno a una existencia digna sino a una burda competencia de escualos por obtener dinero, en la que una Declaración de Derechos tal sobra si no concierne a los derechos de propiedad.

Salvemos los Derechos Humanos de los indiferentes, para quienes un concepto tal no existe hasta que son tocados en lo más cercano.

Y en torno al relativismo cultural, los Derechos Humanos son uno de los últimos legados nobles y positivos del ya desfalleciente apogeo de Occidente. Persuadamos y no obliguemos a las sociedades que piensan distinto para adoptarlos. Usemos la palabra y no el puño, y antes que el misil, el prestigio moral, que es más difícil de construír. Imponer la Declaración por la fuerza conlleva a espirales de violencia que la convierten en un despropósito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para que si son una cojudez? Preguntale a Cipriani :P

Cabanossi dijo...

Me parece excelente tu post fabber, pero creo que confundes a la izquierda moderada con la Izquierda radical. Soy de izquierda y creo en los derechos humanos, como occidental que soy los veo como uno de los mejores aportes del siglo XX, y creo tambien que la injusticia social puede darse tanto por la derecha o la izquierda radical. La izquierda y la derecha son productos occidentales. Lucho a diario porque se respeten los derechos, en general, de una persona a una vida digna, a un ambiente de trabajo saludable, pero es imposible cambiar modos de pensar, justificar la tranquilidad con asesinatos, como hizo el asesino Fujimori, tambien es imposible luchar contra los que los demas no significan nada, y por ultimo, es dificil cambiar las megalomanias norteamericanas (detesto decirles "americans") porque eso son. Oigo de amigos hablar de comerciales donde la derecha protestante norteamericana se cree salvadora del mundo, cuando pecan mas que todos los pecadores de sodoma y gomorra juntos. Gracias por el espacio de explotacion luego de un gran tiempo de para