La nación que aún mantiene un papel hegemónico en nuestra era, los EEUU, pasa hoy un día clave en la elección de los dos contendientes finales por la presidencia. Como pocas veces en la historia de la Unión Americana, estas contiendas primarias han sido reñidas y llenas de un mayor apasionamiento que el usual. El Supermartes es el día donde en el superextrañísimo sistema electoral norteamericano, 22 estados eligen que demócrata o republicano quieren de candidato. La razón de porque no hacen las primarias en un solo día es un misterio para mí, pero el día más parecido a una votación masiva en esta es la de hoy, el Supermartes. La siguiente era de los EEUU está por forjarse ¿será más de lo mismo?
George W. Bush luego de dos períodos, está dejando un país a las puertas de una gran crisis económica, con altos déficits por operaciones militares trasatlánticas como Irak y Afganistán, y con la peor imagen en la opinión pública mundial jamás registrada. En este escenario, quien llegue a la Casa Blanca tendrá que ponerse al timón y decidir varios giros cruciales.
Estados Unidos enfrenta además la emergencia de un nuevo mundo multipolar, algo no visto desde los poco felices años 30. China y la Unión Europea ya funcionan como contrapesos en decisiones de política internacional cada vez mas afuera de su ámbito de dominio regional. A ellos se sumarán en el mediano plazo la India y luego Rusia y Brasil. El gigante norteamericano tiene a la vista además un panorama donde el dólar está perdiendo su rol de moneda internacional, a medida que pierde respaldo como consecuencia de un fenómeno que se ha tomado un largo plazo para afectarlo: el abandono del patrón oro de respaldo al dólar en los 70s. Cereza en el pastel es la predicción de distintos analistas financieros que auguran un crash bursátil similar al de 1929, producto de las enormes burbujas especulativas que se han formado sin respaldo en riqueza física.
Al siguiente presidente (o presidenta) de EEUU le tocará bailar con la fea de la fiesta. Aún así, la fea tiene muchos pretendientes. Conozca a los posibles líderes de la nación de la que aún dependen las decisiones que nos afectan a todos los habitantes del planeta.
Los republicanos tienen un abanico esta vez poco interesante pero sí variopinto de candidatos:
El favorito es John McCain, descendiente de una estirpe de almirantes de la US Navy. Una introducción idónea para el pensamiento de McCain es aquella frase suya "Si hacen falta quedarnos 100 años en Irak lo haremos". Cuando le cuestionaron la frase, elevó a 10000 años el tiempo necesario para quedarse en Irak. McCain no cuenta con que a esas alturas la humanidad no estará buscando petróleo en Irak, sino especia de gusano en el planeta Arrakis.
¿No me creen?
Pero por otro lado McCain favorece el control de venta de armas, no es parte de la derecha religiosa como Huckabee o Romney y es menos intransigente en el tema de inmigración que sus contendientes republicanos. Es el favorito a llevarse la nómina republicana, pero apuesto que no esperaremos 10000 años para saber cual es su naturaleza en caso que llegue a la Casa Blanca
Mitt Romney y, más lejos Mike Huckabee, pelean por dar la sorpresa. Romney es el primer mormón con altas posibilidades de llegar a la Casa Blanca, y defiende todo lo que un pastor evangelista hardcore atesora. Huckabee mas o menos es lo mismo, pero con los añadidos de no ser mormón y contar con el apoyo de nada menos que Chuck Norris, lo que convertiría estas elecciones en un hito histórico pues es la primera vez que Chuck corre el riesgo de ser derrotado.
Ron Paul, el republicano más ppopular de la Internet, no ha podido remontar más allá de su público fiel al You Tube, y bajo el estigma del aislacionismo internacional y ser apoyado por grupos de supremacistas blancos, ha quedado prácticamente sin chances.
Los demócratas, después de la retirada de John Edwards, se debaten entre la primera mujer en llegar a la presidencia o el primer negro en llegar a la presidencia.
Hillary Clinton llega con una ventaja en las encuestas, una amplia experiencia en Washingnton, el perfil de una estadista cuajada, un conocimiento amplio de economía y relaciones internacionales, y una mirada pragmática aunque poco arriesgada para enfrentar los problemas que aquejan a los norteamericanos. Hillary Clinton será Bill Clinton II pero con calzones. La política internacional de los EEUU se remitirá a manejar los estropicios causado por los republicanos y a intentar mantenerse a flote como potencia hegemónica.
Barack Hussein Obama es la caja de sorpresas. Es un hecho que con su llegada a la Casa Blanca las cosas en los EEUU van a cambiar, pero la pregunta es si para bien o para mal. Con menos experiencia que Hillary en economía, Obama, más allá de las reformas laborales no ha planteado algo realmente convincente para solucionar la crisis que se avecina, aunque tampoco Clinton ha dado algo más allá de ideas genéricas de control de gasto. A nivel internacional, lo que se sabe de Obama es que está fuera de los lobbies de siempre, que deciden el curso de muchas acciones norteamericanas, tanto con Israel como con Cuba principalmente, los dos países con los que los EEUU mantienen un manejo irracional por décadas.
La desventaja de Obama es el factor racial. Ser negro quizá lo ayude dentro de los caucus demócratas, pero puede representar una desventaja en las generales a nivel nacional, en un país con importantes sectores de la población que mantienen una herencia segregacionista.
Yo, como no-estadounidense, si tuviera derecho a voto lo haría por Obama. Un líder con su discurso de cambio de actitud en muchas de las dimensiones donde influye el poder norteamericano, con una tolerancia mayor a la inmigración y una nueva actitud para enfrentar la animadversión con Medio Oriente. El color de su piel y su ascendencia musulmana no tan lejana (de donde viene el nombre de Hussein) podría jugar a favor de un verdadero cambio de escenario en los problemas con Irak, Afganistán y el ghetto palestino.
Como norteamericano votaría distinto y no me arriesgaría por Obama, apuntando por seguro a Hillary Clinton. En el plano internacional no habría una mayor variante, pero a nivel interno tendría la seguridad de contar con un criterio probado en el manejo de la economía, que ya demostró recuperar en sus dos períodos el esposo de Hillary, Bill. Los Clinton pasarían a ser otro apellido repetido para que se memoricen los alumnos norteamericanos del futuro, junto con los queridos Theodoro y Franklin Roosevelt, o los Bush de George y el nefasto George W.
1 comentario:
Suscribo la mayoría de lo que nos cuentas camarada ;-)
he escrito algo al respecto en mi web, a ver qué te parece!
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