Según este artículo del Washington Post, Rusia ha deslizado la posibilidad de desplegar sus bombarderos supersónicos Tupolev-160 y Tupolev-95 en bases cubanas, como respuesta a la construcción de sistemas de misiles integrados por parte de los EEUU en países del antiguo cinturón de seguridad soviético como Polonia y la República Checa.
Aunque las fuentes de la información provienen de artículos del diario ruso Izvestia, y también a pesar que de ser cierta la advertencia rusa, es probable que se quede en una movida verbal de Putin o de su Cancillería, lo cierto es que Rusia se siente amenazada por el despliegue estratégico de los EEUU en varios de sus flancos. Fuerzas norteamericanas con la bandera de la OTAN ahora se encuentran literalmente a solo unos pasos de la frontera rusa en el Este, con lo que completa un cerco estratégico que incluye tradicionalmente la zona Kamchakta-Alaska y el estratégico Polo Norte. La vieja aérea de influencia soviética ahora está confinada a sus propias fronteras, algo que va contra algunos de los principios fundamentales de la política exterior rusa clásica, que pierde la oportunidad de proyectarse incluso como potencia regional.
Los EEUU y su estratosférica ventaja militar parecen querer hacer patente más que nunca su estatus de, por ahora, única superpotencia y prevenir el resurgimiento de un considerable poder geopolítico ruso o la emergencia de un nuevo poder regional como Brasil como mencioné en el post anterior sobre el regreso de la IV Flota. El mantenimiento de su base en Okinawa y Corea del Sur también apunta a contener una proyección naval china en su mismo mar adyacente.
¿Se puede jugar ajedrez contra todo el mundo? Los EEUU pueden hacerlo en este momento, la pregunta que surge es si este espectacular ejercicio de músculo bélico podrá ser mantenido por mucho tiempo, algo que no va muy de acuerdo con la misma tradición de política exterior norteamericana que siempre le asignó un mayor valor al soft power de la economía y la influencia política estadounidense. Al parecer, en la mente de sus estrategas cada vez existe menos confianza en estos factores, y están preparándose para un escenario de pérdida de estas ventajas reforzando la más fácil y directa: la militar.
Una de las certezas que nos trae esta noticia no confirmada es que hace diez años no era posible pensar en el regreso a una versión en menor escala de la crisis de los misiles de 1962. La impericia y la soberbia del actual gobierno estadounidense han tirado por la borda las relativamente buenas relaciones que gozaron EEUU y Rusia después de 1990. El período del oso ruso amigo parece haber terminado definitivamente, y desde una posición disminuída, parece prepararse para no ceder más ventajas estratégicas.
4 comentarios:
Eso sin contar las bases o destacamentos militares que EEUU tiene en paises de Asia, Medio Oriente, Europa, etc. Buenos los 2 post y tienes razón... cuando un imperio va cayendo, tiene que sostenerse sobre su poder militar.
Pd: Una frase que pusist m hizo recordar la clasica "Alaska ataca Kamchakta" :D
Yo creo que mejor se van a Venezuela, ahi son mas necesarios.
tío, me has puesto paranóico con estos dos últimos posts. Y para responderte a eso de que si se puede jugar ajedrez contra todo el mundo, la respuesta es No, los "iunaites" están jugando al Risk de dominación global, sólo cuenta la estrategia militar.
Buenas noches:
No hay por qué exaltarse por acontecimientos pasajeros. Ya, los tiempos han cambiado y sus aviones bombarderos de los Rusos están "viejos y obsoletos". La TÍA RICE debe dejar la histeria para luego, estodavía es joven, eso parece :D :D :D
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