16.7.08

Chespirito: su escudo es un corazón

¿Algún otro actor puede despertar en los latinoamericanos un cariño similar al que guardamos para con Roberto Gómez Bolaños, "Chespirito"? Desde el Río Grande hasta la Tierra del Fuego, casi 550 millones de seres humanos lo llevamos como parte de nuestro software inicial. Podemos haber visto Seinfeld o Fraser, pero ninguna de esas series podría soportar la prueba de repetir tantas veces sus capítulos como los del Chavo del 8 o del Chapulín Colorado. Lograr arrancar sonrisas del mismo episodio en su décima reposición, y conseguir un rating siempre considerable por más de 35 años, con una estética de los años 70s pero unos personajes eternos, es uno de los principales méritos del arte chespiritiano.

Anoche asistí al montaje de su obra "11 y 12", dramáticamente nada del otro mundo, y cómicamente más eficiente solo en el segundo acto, pero con el gran añadido de ver al genial chaparrón mexicano y constatar que en persona es aún más hilarante y carismático que por la televisión. Me di cuenta en ese momento que Chespirito se despide de nosotros con estas últimas funciones, y que su figura llegaba a mi retina no a través de rayos catódicos, sino por tenerlo a unos cuantos metros. El genio mexicano estaba allí. El rostro de un viejo que lleva la gloria con una sencillez pocas veces encontrada nos sonrió e hizo una venia.

- Gracias por venir. Si les gustó la obra recomiéndenla a sus amigos, y si no les gustó, recomiéndenla a sus enemigos.

Toda la gente pugnaba por saludarlo y demostrarle lo querido que es aquí. Recordé 1995 y una de mis primeras conversaciones en Internet vía foro con un mexicano. Yo le decía que Chespirito era el genio más grande de la comicidad después de Chaplin (no conocía a los Monty Phyton en ese entonces), él me respondía que Gómez Bolaños era un artista menor y que en México ya no le hacían mucho caso. Quisiera ver a mi contertulio en ese auditorio y querría preguntarle qué artista en la actualidad puede recoger tantos gestos de cariño, tanta buena onda y tantos buenos deseos, no de una élite intelectual que quiere demostrar que está al tanto de lo más sofisticado, no por los seguidores de lo más pop y convencional, o por quienes se conforman con productos ramplones. No. Por todos ellos al mismo tiempo y por muchos más.

Sin importar clase social, ingreso económico, educación, ínfulas o resignaciones, Chespirito se ha ganado nuestro aprecio y no solo en países de habla hispana. Brasil, donde también es idolatrado y se conoce al Chavo como "Chaves" y a Don Ramón como el "Senhor Mandruga", me da pie a decir con seguridad que Gómez Bolaños ha ganado más gloria que su antecesor igualmente mexicano, Cantinflas, ya que el humor del último dependía de los juegos con el idioma, pero el de Chespirito de algo más grande: la identificación con la periferia. Donde haya una vecindad pobre, un niño desamparado e inocente en la misma cotidaneidad de un ama de casa clasemediera y un renegón que no quiere pagar la renta, el Chavo podrá sintonizar con el público y arrancar risas. Por otra parte el Chapulín Colorado es el héroe de quienes no escribimos la historia como ganadores, concebido para no contar con una piel de acero, una superfuerza o una armadura ultratecnológica, pero sí para ser limitado y falible como un humano, quizá un verdadero superhumano.

Chespirito, soy conciente que quizá es la última vez que pises tierra peruana, y también probablemente la última oportunidad tan certera de haberte visto de cerca y en tus cabales, haciendo bromas, tomando el pelo y arrancándome risas como cuando era un crío de 7 años en el sillón, mientras te veía tomando mi leche ENCI y comiendo mi pan con margarina, y por eso, querido tío mexicano, padrino mío, de millones de niños y hasta de algunos candidatos a vejestorio, te dedico estos bytes llenos de afecto y admiración, para que den millones de vueltas por todas las redes que conectan el mundo de los humanos y te sigan diciendo, por tu obra, tus canciones, tus personajes, por juntar a un elenco de fábula como Ramón Valdéz, Carlos Villagrán, Florinda Meza, Rubén Aguirre, Edgar Vivar y María Antonieta de las Nieves, por venir a mi ciudad para que mis compatriotas y yo podamos despedirnos de ti ...

¡GRACIAS, DIEZ MIL GRACIAS!

2 comentarios:

Morena dijo...

Me has emocionado, pese a que no soy muy fan que digamos del chespi. Hay que reconocer que es un maestro y que nos hemos reído con él muchísimo. Su único error ha sido no casarse con la chilindrina o mejor dicho casarse con la espesa de Florinda Meza.

Fonzy dijo...

Soy el único que piensa que el mincetur debería "aprovechar" a chespirito para contratarlo y que "predique" el Pisco peruano y la cocina peruana?