Si se enfrenta a un demonio, no se puede ir sin preparación. Se necesita agua bendita, cruz, Biblia y una copia del Ritual Romano como mínimo. Ayer los fiscales del juicio a Fujimori pagaron caro el subestimar al enemigo, cuando el ex-asesor Vladimiro Montesinos llegó como testigo. No estaba el exorcista Merrin, ni siquiera un padre Karras. A lo mucho, el hermano Pablo de Un Mensaje a la Conciencia: el fiscal Peláez con el apoyo espiritual, a una segura distancia, del precavido Avelino Guillén. El resultado lo vimos por la TV en vivo: Montesinos incursionó en los temas que domina, manejó el interrogatorio, se burló y hasta acusó a los fiscales, se mandó con infamias sobre futuros testigos como el bueno de Máximo San Román, revivió greatest hits de su época dorada noventera, soltó latinajos y galicismos incorrectos que nadie le enmendó. En fin, un escandaloso etcétera acumulado asombrosamente en pocas horas.
Entre las cosas que llamaron mi atención dentro del discurso de Montesinos estuvieron las constantes alusiones relativas a la seguridad e intereses nacionales. Esto no puede ser rebatido de manera ligera y despectiva como hizo ayer Gustavo Gorriti en el programa de Rosa María Palacios: "rollo dirigido a generales con demasiados whiskys encima, que siguen creyendo en visiones geopolíticas". Es un error, en primer lugar, creer que la geopolítica o el análisis de intereses nacionales contrapuestos es algo reservado a militares delirantes. Esta es una de las razones por las cuales el Perú carece de una agenda de largo plazo y que más allá del CAEM no exista un think tank alterno de pensamiento estratégico nacional.
Montesinos es un experto en medias verdades a su medida y para exponer sus tergiversaciones se necesitan argumentos y no fáciles gestos de desprecio.
1era tergiversación: Kissinger iba a repartir el Perú entre los estados vecinos como solución al problema de SL. Esto era un rumor propalado entre 1989 y 1991, pero que atenta directamente contra todo lo que Henry Kissinger tenía por doctrina exterior norteamericana: mantener el statu quo en el patio trasero latinoamericano y evitar una alteración mayor de las fronteras de los países constituídos. La política exterior norteamericana bajo Kissinger es delineada en La Diplomacia, libro,declaración de intenciones y justificación de la visión dentro de la escuela realista de las relaciones internacionales de este maquiavélico (en el buen y mal sentido de la palabra) estadista. Montesinos aprovecha el desconocimiento sobre la obra de Kissinger y aprovecha el vacío para dejar un golpe de efecto en el neófito.
2da tergiversación: Los hombres de inteligencia se mueven entre la legalidad e ilegalidad. Esta es una verdad a medias. Una cosa es estar en la frontera de ello, como efectivamente pasa en todos los sistemas de inteligencia del mundo, una de cuyas principales herramientas es la interceptación de información, y otra distinta es justificar con esta frontera ambigua y controversial, la naturaleza extremadamente ilegal de los actos del SIN bajo Montesinos. Vladimiro Montesinos no se cuestionaba a quien era vital fisgonear como requerimiento vital de los intereses del Estado: simplemente espiaba todo lo que podía. Sin mencionar los asesinatos selectivos, que no solo están reñidos con los derechos fundamentales sino que, desde la fría praxis, acaban siendo estratégicamente contraproducentes y fortaleciendo la posición moral del enemigo.
3era tergiversación: La razón de Estado justifica cualquier cosa. Por eso la razón de Estado tiene mala fama, por su empleo burdo como excusa a demasiadas situaciones. En función a esto he visto argumentos en contra de la razón de Estado como algo "pasado de moda", perteneciente solo a "villanos" políticos como Richelieu, Napoleón, Hitler o el Comandante Cobra. Eso es un extremo que desaparece cuando se ocupa un puesto de mando de rango presidencial. Pongamoslo así: la razón de Estado es como la bomba atómica de los mecanismos de justificación políticos, solo se debe usar en un caso extremo, y aún así es mejor no usarlo. Razón de estado no es matar profesores o estudiantes sospechosos de subversión, ni tampoco ir a un pueblo y arrasar con todos sus pobladores como venganza, ni violar sistemáticamente la privacidad de cuanta persona se cruce por el camino. La razón de Estado tiene que ver con situaciones extremas para la integridad de la nación que implica, en mayor medida, guardar secretos vitales, no pegar balazos fuera de una acción armada. Vemos que sin recurrir a la razón de Estado se pudo capturar a Abimael Guzmán, y sirvió tenerlo vivo antes que muerto.
Montesinos incluso traiciona ese argumento cuando revela (o inventa) delicada información sobre misiones de espionaje peruanas en Ecuador a Paco Moncayo, solo cuando le conviene incriminar a alguien. Vemos que lo suyo entonces no es razón de Estado sino razón de ego. Él primero, que se fundan los demás.
4ta tergiversación. El papel de Montesinos en los noventa, como el encargado del trabajo sucio que alguien tenía que hacer. Si en algo era experto Vladimiro Montesinos era en adjudicarse los méritos de los demás. Los éxitos de muchas instancias del Estado en la lucha contra la subversión, él las asumió como de su autoría frente al Presidente. Si Ketín Vidal no hubiera ganado por puesta de mano, Vladimiro Montesinos se hubiera arrogado la captura de Abimael Guzmán y se las habría ingeniado para crear alguna relación suyo con el GEIN. Esta habilidad puede poner en duda incluso su mérito más sonado y menos cuestionado: el doblar a Abimael Guzmán para que firme el acuerdo de paz. Para no caer en demasiada mezquindad, el video revelado ayer en La Ventana Indiscreta,con un Guzmán y una Iparraguirre quebrándose ante una grabación de Sinatra frente a Montesinos, hayan sucedido las cosas de una manera u otra, no deja de ser una imagen poderosa, pero sobre todo por ver departiendo juntos al causante del mayor derramamiento de sangre, junto con el mayor corruptor de la historia contemporánea nacional.
5ta tergiversación. Montesinos, el espía. Esta es una visión wannabe del mismo Montesinos. No menciona gratuitamente a Tennet, Oliver North, Bush papá cuando jefe de la CIA ochentera, o el mismo Kissinger. Experto en golpes mediáticos, Montesinos se coloca a su lado como un igual y sugiere haber jugado papeles claves en el ajedrez mundial cuando sus mayores "éxitos" como espía fueron la sistematizada interceptación telefónica de los 90s y la grabación secreta en video de cuanta cosa creía que podría usar a su favor, lo que al final se transformó en su ruina. El espía fue espiado y cayó presa de su propia obnubilación y sobredimensionamiento. Su archivo de VHS, el frankenstein orgullo de papi, se escapó de su jaula y se lo tragó con todo y zapatos, junto con el régimen donde se enquistó. Vladimiro Montesinos no cayó como un espía, sino, siendo inmerecidamente amables con él, como un científico loco de serie B. Ni al Super Agente 86 le pasó algo así con su zapatófono.
Más del asunto en toda la blogósfera.
4 comentarios:
Este me parece de los mejores posts que hay sobre la aparición de Montesinos en el juicio.
Solo quería decir eso, felicitaciones =)
Farah
Felicitaciones, muy bien comentado, y nunca mejor dicho. VM hizo lo que le dió la gana (con impresiciones y desatinos, pero lo que le dio la gana al fin) y nadie parecía atreverse a decir lo contrario, parecían todos más pequeños, le dio la gana de acusar, señalar y mentir y hasta exaltar, con frases superlativas, la gestión del ex dictador Fujimori (notese que VM aún le llama Presidente). Sea como fuera, le dio la gana de callarse y a este no lo hacen hablar ni a punta de las torturas más cruelmente imaginadas que habrían ocurrido en los calabozos del SIN.
Interesante post.
Bueno el post. Solamente me gustaría agregar que el papel del fiscal Peláez es subestimado a la hora de valorar la forma en que VMT se despacha en el papel de testigo. La parsimonia y aparente timidez envalentonan a Vladi y éste se manda con todo, envalentonado, arrogante y palabrero. Lo digo porque en otros juicios y diligencias el asesor y gran corruptor se ha presentado con mayor respeto.
Saludos
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