En un reciente artículo de "El Comercio" sobre la tragedia de Hiroshima, se incluyen una serie de interesantes documentos de las ediciones del diario de aquella época, totalmente fascinantes y que me han obligado a leer con un súper zoom en el Photoshop. El más sorprendente de todos es éste que llamó mi atención:
Imaginar a Japón amenazando con usar unas armas atómicas de las que se había abstenido "por motivos humanitarios" en represalia por Hiroshima y Nagasaki me recuerda a Sahid Al-Sahaf, el famoso ministro de información del Irak de Saddam, quien proclamaba contínuas derrotas norteamericanas en el mismo instante en que los yanquis avanzaban con victorias fáciles y devastadoras en su ocupación final de la Mesopotamia. La negación de la realidad evidente no siempre está condenada al fracaso, pues basta recordar la invasión de Osetia del Sur por Georgia, presentada posteriormente como una "agresión rusa" contra el fiel (y estúpido) aliado norteamericano en el Cáucaso. Podemos remontarnos en el campo norteamericano, tanto a solo hace unos años con la historia de las "armas de destrucción masiva" de Irak, o también a 1898 cuando un accidente en las calderas del crucero "Maine" frente a Cuba fue presentada como una agresión española para comenzar la guerra hispano-norteamericana del mismo año.
Volviendo a la Segunda Guerra Mundial, es difícil recrear en nuestra época el pasmo de un conflicto tan masivo que ocupaba diariamente los titulares de los periódicos de un lugar tan alejado como el Perú, cosa inimaginada en esta época donde la sección de noticias internacionales apenas subsiste de forma seria en 5 diarios de la capital, y donde el resto de la importante reflexión y el comentario día a día recae principalmente en lo que pueda decir o pasarle a Magaly Medina, Gisela Valcárcel y el tío ese de las pizzas cuyo deporte es follarse vedettes.
Lo que pasa en el resto del mundo se informa de manera tan vaga e inconexa que somos susceptibles a mentiras enormes y goebbelianas cuando estas convengan al poder interesado. Si somos testigos de una nueva conflagración entre poderes mayores, fenómeno que no se da desde 1945, quizá no sepamos quién comenzó, si hay razones justas o injustas o por quién fue provocado. Solo veremos las luces verdes e inocuas de un registro nocturno por la CNN, porque ningún sistema local de cable que conozco ofrece una alternativa tal como Al-Jazeera. Incluso los blogs también pueden ser susceptibles de una estrategia de desinformación y cuyos reportes en el lugar de los hechos pueden ser escasos o inexistentes si la acción se lleva en lugares no integrados al core informativo como Afganistán, Irán, los países del Cáucaso o el África Subsahariana.
Una medida de prevención es evitar el recurrir a fuentes de información masticadas y buscar preventivamente lugares donde se ofrezca un menú generoso y razonablemente heterogéneo de voces. Recomiendo como una de ellas, la cuenta en Twitter de Global Voices Online, que ofrece noticias diversas, aleatorias y trascendentes, y que durante la Guerra Ruso-Georgiana por Osetia del Sur me sirvió como un recursos importante de fuentes de ambos bandos.
Volviendo a la Segunda Guerra Mundial, es difícil recrear en nuestra época el pasmo de un conflicto tan masivo que ocupaba diariamente los titulares de los periódicos de un lugar tan alejado como el Perú, cosa inimaginada en esta época donde la sección de noticias internacionales apenas subsiste de forma seria en 5 diarios de la capital, y donde el resto de la importante reflexión y el comentario día a día recae principalmente en lo que pueda decir o pasarle a Magaly Medina, Gisela Valcárcel y el tío ese de las pizzas cuyo deporte es follarse vedettes.
Lo que pasa en el resto del mundo se informa de manera tan vaga e inconexa que somos susceptibles a mentiras enormes y goebbelianas cuando estas convengan al poder interesado. Si somos testigos de una nueva conflagración entre poderes mayores, fenómeno que no se da desde 1945, quizá no sepamos quién comenzó, si hay razones justas o injustas o por quién fue provocado. Solo veremos las luces verdes e inocuas de un registro nocturno por la CNN, porque ningún sistema local de cable que conozco ofrece una alternativa tal como Al-Jazeera. Incluso los blogs también pueden ser susceptibles de una estrategia de desinformación y cuyos reportes en el lugar de los hechos pueden ser escasos o inexistentes si la acción se lleva en lugares no integrados al core informativo como Afganistán, Irán, los países del Cáucaso o el África Subsahariana.
Una medida de prevención es evitar el recurrir a fuentes de información masticadas y buscar preventivamente lugares donde se ofrezca un menú generoso y razonablemente heterogéneo de voces. Recomiendo como una de ellas, la cuenta en Twitter de Global Voices Online, que ofrece noticias diversas, aleatorias y trascendentes, y que durante la Guerra Ruso-Georgiana por Osetia del Sur me sirvió como un recursos importante de fuentes de ambos bandos.
1 comentario:
La "desinformación" es una técnica rocambolesca, infame y bruta, pero sigue teniendo gran éxito!
Un experimento muy interesante es comprobar cómo se ha ido haciendo desde el principio de los tiempos de la escritura. Las crónicas romanas, por ejemplo, siempre ponen al enemigo como un bárbaro negado (no vemos que reconozcan la "civilización" cartaginesa y todo lo que de la misma aprendieron, o que vean "causas sociales" en las invasiones germánicas...).
el mundo no cambia ni creo que lo haga en el futuro...
en fin
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