22.9.08

El dragón Mercado fuera de control


Esta semana reventó la burbuja financiera con la caída de Lehman Brothers, Merryl Lynch y la aseguradora AIG. Ha sido una crisis totalmente cantada y no se necesitaba ser un experto para predecirla, solo había que oler un poco el azufre que salía del volcán. En este mismo blog, escribí hace medio año, el 2 de Abril, un largo post dedicado al tema:

"(...) Una crisis económica mundial, similar a la de 1929, anda tocando las puertas de la historia.

¿Estallará de un chasquido como aquel Martes Negro? ¿o ya comenzó y solo falta que la curva de caída se pronuncie visiblemente? La verdadera información no corre abiertamente, los detalles de lo que parece asomarse inexorablemente, se limita a círculos reducidos. (...)"
Y pasó. La curva de caída ahora se pronuncia visiblemente. Para evitarla, la Reserva Federal de los EEUU le ha pasado el precio del fracaso de un puñado de especuladores a todos los contribuyentes norteamericanos: 85 mil millones de dólares para pagar el rescate de AIG, y otros 800 mil millones en caminos para pagar los costos de la bacanal de especulaciones. Ciertamente ha sido una medida necesaria para poner un tapón a la represa a punto de reventar, pero dicha medida ha destapado en carne viva la seria contradicción del modelo económico actual, sus debilidades, y su inmoralidad como receta totalizadora y respuesta única que los discípulos de Milton Friedman usaron para su hegemonía sistémica sin rival serio desde hace dos décadas.

La mano invisible del mercado ocupó el lugar que Dios y el materialismo histórico había dejado vacío en los corazones de la gente necesitada de un concepto absoluto para responder todas las preguntas de la vida. ¿Existen pobres? Déjaselos al mercado ¿Hay enorme desigualdad de ingresos? Déjaselo al mercado. ¿Cómo construír una sociedad mejor? Déjasela al mercado ¿Cómo hago para que mi perro no se orine en la alfombra? Déjaselo al mercado.

Pensar en sistemas más justos de distribución económica ahora estaba de más. El mercado lo hacía por ti.

Irrumpir en el místico orden del mercado estaba mal. Un mágico equilibrio natural arreglaría las cosas, sin necesidad de que esa sucia y siempre distorsionada voluntad humana malogre y altere la sacra relojería económica, que funciona sola y distribuye justicia en caminos misteriosos. El mercado se concibió entonces como una fuerza que nació con el Universo, surgido del Big Bang a la par de las leyes que dominan los átomos de hidrógeno y las galaxias.

Pero resulta que a ese poderoso ente, inmanente con el cosmos, ha tenido que salvarlo una institución humana de menos de 400 años de edad, el estado nacional westfaliano al que muchos analistas le pronostican muerte prematura, inutilidad, rol distorsionador de la economía, etc.

La lógica del rescate financiero ha corrido el velo de los diferentes derechos ciudadanos, dispares y enormemente separados en nuevas castas que es un producto natural del estado de cosas actual. El Estado no rescata bodegas, tiendas o pequeñas empresas, porque la lógica pura del mercado empuja a que éstas no importen, más allá de la igualdad de derechos que una democracia garantiza para todos sin distinción. El Estado no debe rescatar a la clase media o a los pobres porque eso es populismo, pero sí debe financiar y ayudar con miles de millones de dólares al 0.01% más rico, asquerosamente rico, de la población, porque eso deja de ser populismo para convertirse en algo más simple: pragmatismo. ¿Y porqué? Porque ese pequeño sector de la sociedad ha secuestrado la economía, y si no les pagamos el rescate todos moriremos con ellos. Simple. Se revelan los hilos con los que nos tienen atados a todos del cogote. La ilusión de libertad e igualdad dentro del sistema se corre como el maquillaje de un prostituta llorosa y revela las arrugas y verrugas de un rostro viejo e imperfecto, y desde ciertos ángulos, monstruoso.

Nada de "Voilá!". Siempre lo supimos, pero desde que cayó la URSS nos hacemos los locos y miramos a otro lado, porque nadie ha pensado en un sistema alterno que funcione. El corporativismo fascista murió en 1945, ahogado en toda la sangre que derramó en su cuarto de hora de fama. El centralismo económico comunista animó la carne del proletariado solo para transformarla en un muerto viviente en todos y cada uno de los experimentos frankensteinianos que realizó el siglo XX. El capitalismo triunfó en el siglo pasado, porque no fue producto de una revolución planeada sino de una evolución natural de la economía, pero la muerte de sus rivales ocasionó una extremización de sus postulados.

No es el fin del capitalismo, pero, quizá, sí el fin de un ciclo salvaje y talibán dentro de él. Vivimos una situación parecida a la de 1929, con el mercado desregulado y dejado a su libre albedrío, como un dragón suelto en una aldea, que mata gente, incendia casas, pero cuyo estiércol fertiliza los campos. En 1929, cuando el dragón quemó demasiadas casas y mató demasiada gente, a una aldea le importó una mierda el estiércol y mandaron a un tipo llamado Franklin Delano Roosevelt a que se encargara del asunto. Roosevelt ató al dragón, pero no lo mató, porque sin el estiércol no había cosecha. La aldea prosperó, pero tiempo después, se olvidó de la etapa de la destrucción y soltó al dragón otra vez. ¿Quién podrá atarlo de nuevo? ¿Con qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?

No dejo de recomendar este documental: El dinero es deuda
Niall Ferguson: ¿El fin del siglo norteamericano?

8 comentarios:

Carlos dijo...

Hola Fabber,

Te recomiendo dos lecturas:

http://econblog.aplia.com/2007/10/2007-nobel-prize-mechanism-what.html?showComments=false

http://tbm.thebigmoney.com/articles/judgments/2008/09/21/henry-paulson-socialist

Con la primera, desearía que te des cuenta que el mercado es simplemente un mecanismo más de asignación cuyo óptimo funcionamiento, como es evidente, no es autosuficiente. Quien sea te quiera vender esa idea es un charlatán. Esta mintiendo. Si alguien te afirma en cambio que el mercado óptimamente implementado y regulado, es el mecanismo más eficiente para asignar recursos en una sociedad, no es charlatanería. Dicha afirmación tiene asidero, del tipo científico, histórico, formal, y en muchos tiempos y versiones diferentes.

Con la segunda lectura, quisiera motivar una discusión que ayude a tratar de dilucidar un poco mejor, lo que sospecho son ciertas posturas implícitas en este post.

Si se postula que la asignación de recursos no debe estar en un mecanismo descentralizado (como lo es digamos, el mercado) y a la vez, se promueve una postura abiertamente pro-intervensionista como la descrita en el post anterior donde advocas porque dicha asignación este centralizada en el Estado o alguna forma colectiva-centralizada; ¿estaría en lo correcto si describo la postura en este post descrita como socialista?.

Socialism.-
Socialism refers to a broad set of economic theories of social organization advocating state or collective ownership and administration of the means of production and distribution of goods


http://en.wikipedia.org/wiki/Socialism

Al arremeter contra un "mercado" como el que describes, creo que te estas ensañando contra un dragón. Y como sabemos, los dragones no existen. Si lo que realmente motiva este post es una postura pro-socialista, sería mejor tenerlo claro. Saludos,

Fujur dijo...

Sin miedo a equivocarme, voy a decir una cosilla... es el mejor post que he podido leer en mucho, pero que mucho, tiempo. Genial de los geniales.

No estoy excesivamente puesto en temas económicos... pero el artículo, ciertamente, rinde todos los requisitos de sencillez, genialidad y erudicción.

Muy especialmente, me ha gustado el símil que haces entre "Dios" y el "Mercado", asimilándolo, también, al dragón que anda suelto... y tiene la culpa de que tu perro se mee en la alfombra jaja!

me ha gustado mucho! de veras!

lástima que tenga que decirte que no dices ninguna mentira, y que lo que dices no es un decir sino un digo de presente de algo que deberá jodernos, eventualmente, más aún en el futuro.

mil abrazo Maestro Fabber!

podrías aprovechar la crisis y venirte por Barcelona jeje!

un amigo

Fabber dijo...

Hola Carlos. Por supuesto que los dragones no existen, pero las metáforas sí. El dragón que describo es el mercado desatado como único ente repartidor de bienes y males, autosuficiente en cierta medida, y con unos abogados dracofílicos bregando por desaparecer las pocas ataduras que puedan limitar su libertad, como el Estado y sus regulaciones contempladas como "distorsionadoras".

Coincido contigo con que un mercado bien regulado e implementado es deseable, pero aún así no lo veo como el engranaje maestro en el tema de la justicia de la repartición de riqueza. El orden humano muchas veces se define como una subversión del orden natural. La voluntad humana y sus normas intervienen en contra de situaciones naturales y autorreguladas como la supervivencia del más apto o el dominio del más fuerte. El mercado, cuanto más suelto se deje, se basará en estos dos últimos principios.

La planificación centralizada de la economía tampoco es la respuesta. Pero sí traigo a colación el espíritu rooseveltiano-keynesiano del "New Deal" que sin ser socialista, tuvo un grado intervencionista y conquistó para el Estado regulado directamente por el pueblo, muchas prerrogativas y ventajas de las que gozaba el "otro ente", que se maneja no por una lógica democrática sino plutocrática. Por supuesto que Keynes ya no puede ser la guía en estos días, pero varias de sus medidas sugeridas sirvieron en un escenario parecido al actual. Tendríamos que dilucidad cuáles.

La realidad de los últimos días nos ha enfrentado, eso sí, a un panorama verdaderamente socialista ¡pero en su forma más perversa! el socialismo al revés, contranatura, donde se reparte al pueblo el costo de la negligencia de una pequeña cúpula privilegiada, de manera directa y sin tiempo para maquillajes. ¡ZAS! 800 mil millones para comprar unas acciones que ya no deberían valer nada. Pero no hay ¡ZAS! de 8 mil dólares cuando quiebra mi bodega o la pequeña empresa del vecino. Nuestros errores los pagamos nosotros porque no importamos, los errores de los millonarios tenemos que pagarlos todos o nos arrastran a la ruina con ellos.

Eso es socialismo invertido: Caridad con los ricos, a costa de impuestos para el resto. Se interviene, se estatiza, se distorsiona, solo porque el bienestar de la mayoría depende que los acomodados sigan acomodados.

La alternativa, ciertamente, era peor, un derrumbe financiero colosal aumentado globalmente por el grado sin precedentes de interdependencia económica. Pero, coincidirás conmigo, que dicha disyuntiva no debería volver a pasar, no deberíamos vernos obligados a semejante aberración, por lo que no son necesarios pequeños ajustes sino grandes reformas.

Abordando solo un ángulo de ellas, para no alargarme demasiado: si se repartieron por igual las pérdidas a los contriuyentes, y se tiene eso como última pero necesaria medida ¿no será justo que de igual manera e incluso en una proporción mayor, el Estado cobre un impuesto de seguro al riesgo a las ganancias en el sistema financiero, de una manera escalable y a la par con los márgenes de utilidad?

Sin necesidad de acogerse a teorías socialistas, se puede dar un mayor énfasis en aumentar visiblemente impuestos a las grandes fortunas y las grandes especulaciones. Porque si en caso de emergencia se tiene que salvar de todas maneras el sistema inyectando dinero a los más ricos y no a los más pobres, los más ricos adquieren muchos más deberes diferenciados por este privilegio.

Mientras tanto vayamos pensando qué hacemos para que la próxima vez que la cabeza de la plutocracia pierda en el casino la plata de todos sus depositantes y asegurados, no tengan que ponernos contra las cuerdas los que no tenemos nada que ganar con esas apuestas y sí mucho qué perder.

Fabber dijo...

Hola Fújur, gracias por tus palabras. Ojalá la crisis me permita ir a Barcelona y más bien, no me lo impida. Depende de como resista la moneda local estos avatares, que supuestamente lo hará, pues el sistema económico peruano ha sacrificado otras prioridades solo para concentrarse en evitar situaciones como ésta. Espero que surta efecto, si es así, quizá nos veamos antes de fin de año. ¡Saludos!

Anónimo dijo...

Pregunto el peligro ya se desvanecio con la super millonada q soltaron los gringos¿? y lo segundo de verdad la crisis nos afectara de costado¿?

Carlos dijo...

Entonces Fabber, tu verdadera crítica no sería contra el libre mercado entonces, sino contra el mercado desregulado o mal regulado.

Un mercado es libre, en tanto los precios se determinan por consentimiento mutuo de compradores y vendedores. Un mercado es regulado, en tanto hay alguna forma de restricción impuesta a la entrada de los agentes y a las condiciones bajo los cuales estos agentes realizan sus transacciones. Ergo: un mercado puede ser libre y regulado a la vez sin que haya contradicción (1).

Lo que sucedió en esta crisis es que no se reguló adecuadamente una falla de mercado, conocida como "externalidad". Se dejó que los bancos de inversión tomaran riesgos más allá de los que podían afrontar, al punto de llegar a amenazar al sistema en su conjunto. "Banks became too big to let them fail", ok, pero ¿quien dejó a esos bancos ser tan grandes? ¿quien permitío a los bancos de inversión estar exonerados de la regulación que, sí tienen por ejemplo, los bancos comerciales?

Solo eran 5 bancos de inversión y hoy no queda ni uno (los dos ultimos, Morgan Stanley y Goldman Sachs solicitaron hoy día su paso a un régimen de Banca Comercial, el cual sí esta regulado). Al haber dado esos privilegios a los bancos de inversión, no se les hizo internalizar los costos que podían conllevar los riesgos que estaban tomando. Ahora que han caido, dichos costos han sido impuestos a toda la sociedad. Eso, como muchos otros casos conocidos y estudiados, es una "falla de mercado". Y una medida como la del impuesto que propones, que simplemente lo que hace es internalizar costos asociados a los riesgos que estan tomando, se le llama "solución de mercado". Así, contrariamente a lo que muchos auguran, no estaríamos frente al fin del capitalismo ni del libre mercado, sino frente al fin del mercado desregulado.

Por ello, insisto Fabber. El problema no es el mercado. Sino las personas que no regularon, o desregularon, o regularon mal. Sea por omisión, ignorancia, claudicación, mercantilismo, ideología, etc. Sea cual sea la razon que llevó a esas personas a esa mala regulación, es culpa de ellos. Hecharle la culpa al mecanismo de mercado, como haces en este post, es como culpar a un mero instrumento por ser mal utilizado.

La dejo ahí por cuestiones de tiempo, pero igual, un gusto conversar. Saludos,
___

(1) Hay "regulaciones" que sí pueden ir contra la libertad del mercado, como la ley Giampierti por ejemplo.

En este caso por regulación me refiero a aquella regulación economica que está orientada a remediar fallas de mercado.

Sebastián dijo...

Qe owneadores qe son todos :D

Anónimo dijo...

Excelente post, buena tu metafora. Bien ahi. Pero ya salen otra vez la gente q viene a complicar y a dorar la pildora otra vez, con sus recutecus y quiebres. Osea como todo en la vida la culpa no es el sistema sino del hombre, tan imperfecto él. Si cuñau. Fuerza Fabber.