15.1.10

Un protectorado para Haití


Haití ya era una ruina antes del terremoto. Pero tras la destruccción de Port au Prince, la ciudad capital que daba la impresión de la existencia de algún ente estatal a duras penas , y una estremecedora cifra preeliminar de cien mil muertos en un país de nueve millones de habitantes (el 1% de la población, sin vida en 1 minuto) ha quedado sepultada cualquier posibilidad para la construcción autónoma de un Estado que cumpliera, aunque sea, estándares mínimos latinoamericanos.

La idea de un nation building en Haití, dejado en las manos de los propios habitantes con algo de ayuda internacional, ha pasado de ser una esperanza cínica a una imposibilidad manifiesta. Es hora de darle la oportunidad a los haitianos de escoger si quieren que una figura supranacional se haga cargo de su territorio por una temporada.

A diferencia del estilo vaquero norteamericano que fuerza la construcción de estados a la medida de sus intereses por medio de una campaña militar en Afganistán o Irak, Haití puede representar una excelente circunstancia para edificar desde la verdadera tabula rasa dejada por el terremoto, palacio presidencial incluído, un modelo de estado nuevo y protegido durante una temporada por un consenso de poderes externos. Y todo, obviamente, previo consentimiento electoral del pueblo de Haití.


El ente a cargo de Haití puede ser la misma OEA, abocada al fin en una verdadera misión que justifique plenamente su existencia. Sería necesario el consenso de gobiernos del continente americano, desde los EEUU hasta Venezuela (es una buena oportunidad para demostrar que no es un imposible político), para una verdadera acción directa y sin conflictos que desmuestre que es posible, sin guerras, con la aprobación plena de la población, y el trabajo conjunto de un organismo multinacional regional, salvar al hermano continental más desgraciado.

La figura legal para la administración política de los territorios ya ha sido usada antes por la ONU, justo después de la II Guerra Mundial, con el Consejo de Administración Fiduiciaria, y podría resucitarse a través de la OEA algo muy parecido y con carácter temporal. Tras un período bajo gobierno externo de 10, 15 o quizá 20 años, una nueva generación de haitianos, los que nacen en estos momentos entre las ruinas, podrían representar una verdadera posibilidad de un Haití política y económicamente autosostenido.

Sé que puede ser difícil, para el estado latinoamericano más antiguo, abandonar los conceptos de independencia y estado-nación, pero las circunstancias haitianas han llegado a tal extremo que el objetivo principal no es la autonomía sino la supervivencia de la población y una esperanza para que ésta no siga, sin necesidad de un terremoto, como el escenario de la mayor miseria del hemisferio occidental y un Estado sin esperanzas.

Con la existencia previa un buen consenso continental y la aprobación del pueblo haitiano, es hora de convertir a Haití temporalmente en un proyecto bajo el manejo directo de los mejores economistas, politólogos, sociólogos y educadores que se puedan convocar.

(la ilustración del encabezado pertenece al agudo Álvaro Portales)

7 comentarios:

Fujur dijo...

Fabber for president!

genial! ;-)

ana maria parente dijo...

DONDE ESTAN LOS SOCIALDEMOCRATAS FRANCESES DE 1968 QUE NO PROTESTAN?
HAITI NO TENIA PERDONADA SU DEUDA Y LA HONDURAS DE ZELAYA SI?QUE RARO NO? QUE MENTIRA INTERNACIONAL NO?
AHORA SIN TIRAR UN TIRO SE HACEN CARGO DE UN PAIS SOBRE LA OLLA DE PETROLEO CONTINUADORA DE LA VETA DEL GOLFO DE MEXICO.

Unknown dijo...

En principio no es una mala idea ni una mala intención. Pero creo que no se está tomando en cuenta que a Haití (y a ningún país del llamado tercer mundo) nunca se le ha dado la oportunidad de ser autónomo. Sea por una u otra razón, siempre hay alguien metiendo la mano, alguien cobrando deudas, alguien forzando leyes, alguien dando ayuda interesada...
Llevamos años recibiendo cooperación internacional con la lógica de "los ricos nos han jodido, entonces que los ricos nos saquen de esta". ¿No sería bueno cambiar un rato de lógica en lugar de extremarla?

Anónimo dijo...

no me parece mala idea si se deja a un lado el interes politico-territorial y se toma en cuenta el lado humano y solidario de la situacion. haiti es una nacion que sin duda alguna necesita ayuda (desde hace tiempo la ha necesitado) pero este es el mejor momento para tenderles la mano y ayudarlos a levantarse con la finalidad de que a largo plazo sea una nacion autonoma. es hora de pensar en los niños que sobrevivieron, en los que nacieron durante y despues del terremoto y en todas y cada una de aquellas personas que de manera desesperada aguardan, haiti es una nacion con potencial...

Anónimo dijo...

no me parece mala idea si se deja a un lado el interes politico-territorial y se toma en cuenta el lado humano y solidario de la situacion. haiti es una nacion que sin duda alguna necesita ayuda (desde hace tiempo la ha necesitado) pero este es el mejor momento para tenderles la mano y ayudarlos a levantarse con la finalidad de que a largo plazo sea una nacion autonoma. es hora de pensar en los niños que sobrevivieron, en los que nacieron durante y despues del terremoto y en todas y cada una de aquellas personas que de manera desesperada aguardan, haiti es una nacion con potencial...

lucho dijo...

Pero, a ver, siendo cinicos...¿Quien aceptaria hacerse cargo de Haiti? ¿La ONU? Dificil cuestion, es mas barato mantener el statuo quo en una zona del mundo donde no hay grandes riquezas naturales de facil extraccion y donde seria preciso construir de la nada un pais para 9 millones de individuos. Les darian un poquito de ayuda internacional pero no asumir una "administracion fiduciaria" que seria un costo elevado para la ONU... dudo que un pais de las "sillas permanentes" del Consejo de Seguridad aceptaria dar su dinero para que la ONU mantenga una isla de suelos pobres y sin recursos minerales.

Sebastián dijo...

Con ese concepto que saquen al Perú de su crisis también :S, que nos conviertan temporalmente en un proyecto bajo el manejo directo de los mejores economistas, politólogos, sociólogos y educadores que se puedan convocar.

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