29.3.08

La imposiblidad de un Tíbet independiente


En la pirámide de "secesionismos", la causa independentista tibetana se encuentra en la cúspide de las prioridades morales, por ser el más claro ejemplo del derecho a la autodeterminación de un pueblo ocupado militarmente. No carece de una historia propia como estado, como Chechenia (Rusia), Kosovo (Serbia) o Santa Cruz (Bolivia), ni tampoco goza de privilegios autodeterminativos y respeto a sus costumbres como Euskadi (España) o el Québec (Canadá). La posibilidad de su autosostenibilidad es mayor, y aquí discrepo con el agudo y enciclopédico Fújur, que la de muchos países independientes. El Tíbet no será desde el comienzo una Nueva Zelanda en autosuficiencia, pero es candidato a no ser un estado fallido desde el nacimiento, como el mutante kosovar.

Con muchas razones a favor de la independencia del Tíbet, ésta se vuelve imposible por tres razones en contra:

1. Ocupación Militar: La Cruda Realidad. Y la cruda realidad en el Tíbet se llama República Popular China. Un país no democrático ocupa militarmente el Tíbet, con la excusa de sustituír una teocracia por un gobierno comunista. Pero a diferencia de Rusia y Yugoslavia en la década de los 90s, China está cabalgando en la curva misma de un nuevo apogeo. Desde el siglo XVI, el gigante chino no ha visto semejante acumulación de poder mundial en sus manos. Y un país en apogeo, ad portas de un empate económico con el antiguo hegemón norteamericano, jamás mostrará una señal de debilidad soltando una sexta parte de su extensión a un estado independiente.

El carácter no-democrático de China es reprobable a nuestra idiosincracia occidental, pero le es indiferente a la realidad del equilibrio internacional. Por ello:

2. Inmunidad china a la presión internacional. Boicotear las olimpiadas, hacer marchas o firmar planillones tienen un ligero efecto sobre las democracias que se empeñan en causas militares, y tienen un nulo efecto en sistemas de gobierno centralizado y con opinión pública controlada, menos aún con una China en el camino hacia arriba en la montaña rusa del poder global. Claro que eso no impide manifestar un frontal desacuerdo con China. Se ha planteado una mejor alternativa: presentarse a las olimpiadas, y, en el corazón de Beijing desplegar banderas de protesta ante los cientos de millones de chinos que vean eso en vivo y en directo. ¿Lo hará algún país? El Perú ciertamente, no.

3. Tradición china de dominio sobre el Tíbet. Apelando a la historia, el Tíbet ha pertenecido históricamente a China en muchas ocasiones, la última de las cuales duró dos siglos: desde el s. XVIII hasta comienzos de este siglo. En 1911, a la caída de los manchúes en China, el Tíbet proclama su independencia junto con Mongolia, pero salvo Mongolia, ningún país reconoce su independencia por el, en ese entonces, subsistente ajedrez por el control de Asia entre la Rusia zarista y el Imperio Británico. Cuando Mao gana la guerra civil en 1949, solo espera hasta el año 1951 para tomar el militarmente débil Tíbet. ¿Mongolia? Tuvo la "suerte" de caer en la esfera de influencia soviética, lo que, aún caída la URSS, aseguró su independencia.

Es más fácil ver causas menos prioritarias de independencia tomar cuerpo, antes que China suelte al Tíbet. Probablemente, la disminución rampante del control sobre la información en China (a pesar de los esfuerzos del gobierno) conviertan a la República Popular en un país más permeable, pero seguramente el Dalai Lama no verá ese día.

Finalmente, China percibe en este momento el asunto tibetano, como una oportuna interferencia norteamericana en el año de sus olimpiadas, lo que posiblemente sea verdad, pero cuyo único efecto a mediano plazo, será ajustar más el candado sobre la nación del techo del mundo. China tiene demasiado presente el desmembramiento de su territorio por las potencias europeas y Japón en el s. XIX y parte del XX, como para siquiera asomar la posibilidad de soltar el Tíbet. Después de recuperar Hong Kong y Macao, después de acorralar diplomáticamente a Taiwán para instarlo a incorporarse al país continental, lo último que piensa China es conceder independencias. Un Tíbet independiente, animaría a Xingkiang, la enorme región musulmana en el oeste de China, a seguir sus pasos. China mantendrá al Tíbet dentro de China, porque tiene la voluntad y poder de sobra para hacerlo.

2 comentarios:

Fujur dijo...

Jajajaja! Supongo que tengo derecho a réplica no!?!??! ;-)

En todo lo que dices estoy conforme, totalmente de acuerdo. Los problemas, más allá de la autodeterminación, creo que van encarados hacia la libertad, me explico. Tibet requiere de mayores libertades culturales-religiosas. No puede ser un cúmulo de potenciales yacimientos explotables por China. El Himalaya no puede ser explotado como el "país de Gulag" por los soviéticos, o al menos no debería... El problema es semejante en el caso tibetano y en el de Siberia (son entidades sin peso "soberano": jamás han dispuesto de poder, de capacidad de influencia más allá de la difusión actual de su cultura). Claro que hay paises actuales más dependientes, empezando por Kosovo o los propios EEUU que viven, a la vez que todo Occidente, de expoliar al resto. Mi solución-opinión es una mayor globalización, un derecho democrático cosmopolita (como dijera David Held), lo contrario es oponerse a la realidad y un mundo de pequeños y medianos reinos no es más que un principio de desunión, peor que la unión de todos en una comunidad de destino, no imperio, donde todos seamos soberanos. Lo sé, tiene más de Tomás Moro que de realidad, pero hay quedan los sueños....

menrollao un poquillo.... perdona compi! jeje ;-=

Fabber dijo...

Esa es una solución comunitarista, a lo McIntyre, pero tanto tu como yo sabemos que si se lleva a cabo, será dentro de un buen tiempo. La realidad ahora es la autodeterminación bajo el ojo de la factiblidad internacional e histórica. Tíbet cumple con todos los requisitos, pero es parte de un conglomerado mayor (China) por anexión antes que por deseo del pueblo o por tradición.

¡Otro fanático de Tomás Moro! Los utópicos acabamos distópicos a veces. Saludos viejo