Agotado el combustible del entusiasmo y expectativas que lo empujaron en 2008, Barack Obama ha sido reelegido después de una campaña muy reñida e incierta hasta los últimos días. Mitt Romney no pudo aprovechar de muchas de las debilidades del gobernante por el lastre de su ala más conservadora y a la vez por su naturaleza dual de "semi-progre" y representante de la versión más radical del GOP en décadas.
El resultado da un respiro de alivio a los demás países del mundo, ya que la política exterior de Romney era muy agresiva desde el discurso y lo hubiera sido igual o peor en la práctica. Respiremos, y ahora preguntémonos ¿Qué retos le espera a Obama en su segundo período?
El período de 2013-2016 enfrenta a los EEUU a un cada vez más inminente escenario de su "desempoderamiento" internacional. El período iniciado en 1989 con la descomposición del bloque comunista marcó para los EEUU una etapa de dominio absoluto e incontestable en todos las variables importantes del poder internacional. Tanto militar, financiera, industrial y culturalmente, el gigante americano gozó de una ventaja enorme sobre el resto de naciones. Pero el desarrollo y ascenso del poder de diversos estados, con China como punta de lanza, ha cambiado el panorama unipolar a uno lentamente multipolar. En este contexto y más allá de todos sus planes de corto plazo, Obama tiene en sus manos una gran potencia que puede optar sutilmente por una grácil retirada de su papel como única estrella dominante del panorama internacional y realizar una transición tranquila a la multipolaridad, sin perder el enorme peso que interesa mantener a EEUU en sus asuntos vitales. Romney representaba la lucha fiera, pero muy costosa, por mantener la ilusión de ser la única gran potencia. Esa opción, de un imperialismo desubicado y de alto mantenimiento, también ha perdido en las urnas.
(Y por espacio, omitimos las veces que tuvo que demostrar su conocimiento sobre política internacional) |
No, Obama y Romney no representaban políticas exteriores iguales por más que los EEUU no sean esa paloma atragantada de ramas de olivo en la que es incapaz de convertirse aún. El ochenio nefasto de Bush dejó a los EEUU peleando dos guerras, y la política de Obama derivó de aquella, optando por tratar de sacar la mano del avispero sin soltar a todas las avispas. Cuando una guerra está en proceso sirve mucho emplear un enfoque realista: un país con un aparato militar gargantuesco no puede voltearse y correr de peleas costosas que ha iniciado, solo queda emplear su poder para terminarlas decorosamente, lo que implica lanzar más jabs y ganchos. Es así, Obama lo hizo y a la vez ha puesto énfasis en el empleo de drones en vez de más invasiones terrestres, como su antecesor demócrata Clinton optó por los misiles crucero en vez de las invasiones contraproducentes y mal calculadas de su sucesor republicano.
Los siguientes 4 años aguardan con muchas encrucijadas para la paz mundial. El problema del Irán nuclear, y el conflicto que quiere desencadenar Israel con algunos países árabes para evitarlo, ha quedado milagrosamente "pausado" por las elecciones (aunque la guerra en Siria es un elemento clave en ese rompecabezas), pero con el combustible está intacto y la mecha encendida. A diferencia de Romney, la aproximación de Obama a su solución tiene algunos recursos previos al uso de la opción bélica. Esto es algo que a Benjamin Netanyahu, quien arriesgó demasiado al apoyar a Romney y que va a quedar muy descolocado con la reelección, no le va a gustar. Aunque de algún modo, que creo poco probable, logren que Irán no consiga alcanzar la carta atómica, eso a la larga no detendrá a otros países para que tarde o temprano consigan hacerse de un arma con casi 70 años de inventada. El conocimiento está allí, y cada vez más al alcance. Otra aproximación es asumir la inevitabilidad de un escenario de equilibrio nuclear en la región, pero que es algo que, lógicamente, no desean los países que ya cuentan con armas nucleares. El dilema de Obama es complejo y no existe un resultado muy óptimo para EEUU, resulte como resulte.
La crisis económica iniciada en 2008, solamente paliada en algunas de sus consecuencias pero con sus causas casi intactas, también quedó casi a la expectativa de los resultados de EEUU, mientras la Unión Europea intenta mantenerse a flote y no llegar a la orilla amputándose un miembro, lo que afectaría mucho la recuperación internacional al debilitar o quizá desaparecer al euro. Es poco probable que Obama tome medidas muy audaces para solucionar el problema de los bancos "muy grandes para caer" y cuya nueva caída pueda ser solo cuestión de tiempo. Su gobierno ya tiene bastante intentando impulsar políticas de Estado de Bienestar y solo intenta no abrir más frentes con alguna gran reforma en la legislación de los grandes conglomerados económicos, algo que sí pudo hacer Roosevelt en los 30s ante una crisis de igual magnitud.
Y mientras China ha comenzado con ventajas una carrera de influencias políticas económicas en la antes menospreciada África subshariana, rica en recursos y con varios países camino a dejar el caos que la caracterizó por décadas, la política exterior de los EEUU recién se ha recuperado del trauma del fracaso en Somalia y de estereotipos arraigados incluso en sus cabezas más brillantes, para intentar compensar la presencia del gran dragón del Asia en la región. Obama, descendiente de kenianos, ha recuperado algo del piso perdido en el continente, aunque el camino es largo y la pragmática China, que no se hace problemas por DDHH o democracia mientras haya negocio, va adelante.
Respecto a Latinoamérica, existe allí, abajo, quizá ya no el patio trasero del siglo XX pero con el cartelito del narcotráfico con el que nos clasifica los EEUU y que orienta mucha de su política exterior a la región. Nada depende de Obama o el Pentágono sino de nosotros para solucionar ese particular problema que afecta muchas de nuestras mecánicas locales. El camino de la legalización de las drogas, la solución racional al problema, ha comenzado en Uruguay al menos sin muchos pestañeos del gobierno norteamericano, inimaginables hace 30 años.
Sean del tamaño que sean los retos que esperan a Obama II, es un alivio saber que será él quien los afrontará y no quien quería enfrentarse a Rusia como en la Guerra Fría, a China con un dañino conflicto comercial, y meterle más patadas al avispero de Medio Oriente, jugando rápidamente la opción militar en Irán para complacer a los halcones y al gobierno de Israel. Hay más probabilidades que el mundo se salve de estúpidos tropezones con Obama al frente de los aún poderosos Estados Unidos, la democracia más exitosa de la historia, todavía la mayor economía, y de lejos la potencia militar más fuerte del mundo. Después que la comunidad internacional quedó traumada con los ocho años de George W. Bush, y a pesar que era obvio que las expectativas de 2008 con Obama se han desinflado, permitámonos un momento de alivio, que el demócrata tiene el poder 4 años más. Hope?
3 comentarios:
Mejor dicho no podía haber estado plasmada tan inigualable situación con Obamita jejeje.
jaja ay en que estamos.
Así o mas desubicado.
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