Una indeterminada mañana del año pasado un bicho de mierda invadió la única sección de tira cómica de Perú21, el diario que leo con más regularidad. Llegué donde siempre solía encontrarme con el inefable Garfield, que no me hacía mucha gracia pero al que no se le discute su gran aporte al humor comiquero. Garfield no estaba. Bueno, dije, no lo extrañaré. Vamos a ver de que se trata esa nueva tira cómica.
Gaturro, se leía en el título.
Leí sus primeras tiras cómicas. No les encontraba gracia y hasta me provocaba repulsión, pero como andaba medio depre en esa época, lo atribuí a mi humor y no al del caricaturista. Una semana después, ya con el carácter repuesto, el resultado era el mismo: no solo seguía sin encontrarle el chiste, peor, me provocaba instintivamente unas ganas de aniquilar ese esperpento gatuno. Y la tira cómica en su totalidad me indignaba. Dos colegas de canal 7 coincidieron que pensaban lo mismo que yo cuando les hablé del asunto, así que no me sentí demente y solo en mi odio loco por el gato caradeculo. Y creo, o tengo la esperanza, que hay muchos más que comparten el mismo sentimiento.
Todos los días, al llegar a las páginas finales del diario mi pregunta era la misma:
¿Qué demonios estaba pensando el tío Álvarez Rodrich al meter este fiasco en su diario?
Gaturro intenta ser una suerte de Garfield sudamericano, con su color naranja y sus chistes de "que-flojo-y-comelón-que-soy". No solo no logra hacer reír, que siempre es difícil. No. Llega a un nivel que si Terry Pratchett fuera testigo lo llamaría Anticomedia. No es trágico, no es dramático: está precisamente al otro lado del humor, en las antípodas para ser geográfico. Inconforme con ser estúpido y aséptico, asesina lo cómico y devora inmediatamente sus entrañas, como la antimateria con la materia, pero sin producir más energía que el desprecio.
Cuando no hace sus intentos cómicos-anticómicos, Gaturro nos pretende dar lecciones de autoayuda o
despertar consciencia como la tirita anticómica de allí arriba. Que la felicidad está más cerca de lo que crees, que la tecnología nos aliena, que la televisión es una caja boba. Ya. Con la profundidad de Gaturro, "Quien se Robó mi Queso" queda como el "Ser y Tiempo" de Heidegger. Es a la tira cómica de periódico como Paulo Coelho a la literatura universal. No, la comparación es muy injusta con Paulo Coelho. Este caso es peor.
Gaturro no me despertaría tanto odio si no fuera porque nos lo empaquetan en un diario que por lo general tiene buenos contenidos, donde hasta sus más virulentos columnistas se limitan al bueno pero obtuso Giacosa o al ultraneoliberal pero conciso Bullard. Gaturro no me incomodaría en Expreso o la República, cuyo objetivo de la tira cómica solo se limita a la caricatura editorial. Pero sí en el mismo periódico que parece manejar los códigos actuales, el que tiene su "Otorongo" los viernes, en el yo pensaba que no compraba alguna tira cómica sindicada sin antes asegurarse que sea mínimamente efectiva.
Lo odioso de Gaturro es que se quiere colar con los grandes. Y que además le quita espacio diario a un montón de historietistas nacionales que ya quisieran tener una tira en tal vitrina. No sólo eso. Intenta ser Snoopy, Calvin & Hobbes, Olafo, Fontanarrosa y Quino a la vez. Y en el intento no se limita a la mera inspiración. Es un mero plagiador. Cuando comencé escribir a este post, puse "odio Gaturro" para encontrar ilustraciones. Y me topé con que en su país natal, Argentina, ya le tienen puesto el ojo a Nik, el estafador culpable del esperpento, cuya foto la pueden ver en la cabecera de este post, abrazando al caradeculo de Gaturro.
Observen esto:
Y así un montón de sus tiras. No solo copia, sino que copia mal. No basta que su compañero Gaturrín sea el personaje bebé genérico, que el ratón de su tira cómica sea EL MISMO que el ratón que le hablaba a Garfield y con la misma interacción, que la relación con el padre de familia que es su dueño sea LA MISMA que Garfield con Jon. No. Encima se copia de su compatriota Quino y, en palabras del propio Quino, en una entrevista de Página/12 de Buenos Aires:
"¿Y Caloi es amigo?–Sí, pero en ese caso nos divide la política, porque él es peronista fanático, pero llegamos a un acuerdo gracias a mi mujer, que puso límites y nos prohibió hablar de política. Nosotros respetamos ese acuerdo y nos llevamos muy bien.¿Qué otros dibujantes son amigos suyos?–Soy muy amigo de Miguel Rep, que me parece uno de los dibujantes más talentosos de la última generación. Pero diría que en general me llevo bien con todos, menos con Nik, que publica en La Nación y empezó robando muchísimo a Rudy, a Daniel Paz, de Página/12. Nik vino a crear un malestar por primera vez entre los dibujantes argentinos. Nadie lo soporta. Al punto que si hay una mesa redonda, todos participan con la condición de que él no esté."
Como ven, Nik es un criminal, culpable de asesinar el humor, quitar puestos de trabajo merecidos en todos los países donde su esperpento se publica, plagiar descaradamente, y de hacer no sé qué lobbies extraños para que su anticomicidad salga en Peru21, la Nación de Argentina y varios diarios Latinoamericanos más.
Existe un universo de tiras cómicas sindicadas si lo que Perú21 quiere es una tira extranjera o con un nombre ya hecho. Pero por favor, que nos quiten a Gaturro de una vez. Si quieren más razones los dejo en este link (de Killthecat) y este otro (un foro donde estaban discutiendo el asunto) más razones para odiarlo. Al menos hoy supe que tengo apoyo internacional.
¡Saquen al gato caradeculo de la prensa peruana y mundial!
DELENDA EST GATURRO!