14.8.08

Rusia como cuco: el regreso de la coronela Ninotchka

En mi anterior entrada dejé al aire mi duda sobre la ilógica movida de la invasión georgiana a Osetia del Sur. Una movida así en un país casi satélite de los EEUU debe haber sido consultada previamente con el poder mayor. Recordemos las constantes apariciones de Saakashvili en CNN casi implorando la ayuda norteamericana, con la cual él parecía contar con demasiada certeza.

Ensayo una respuesta rápida, que es mi primera sospecha. Los EEUU desde 1945, cuando murió el gran Franklin Delano Roosevelt, han tenido la necesidad de un némesis para justificar su presencia en todos los rincones del globo estratégicamente posibles. La caída de la URSS lo privó de un enemigo valioso para su industria bélica, porque Rusia cayó en una situación lamentable que se agudizó al seguir las recetas inconvenientes del FMI, que administraban la misma medicina a diversas enfermedades. 1990 brindó un enemigo provisional como Irak, pero que no duró mucho después de una apabullante derrota en la Primera Guerra del Golfo Pérsico. Siguió a este capítulo un período de ruina y miseria para los fabricantes de armas norteamericanos, del cual salieron el 11 de Setiembre del 2001.

De repente, un nuevo enemigo había aparecido en el siglo XXI: el terrorismo islámico. No era la URSS, pero era mejor que nada. Pronto países del Tercer Mundo como Afganistán, Irak, Irán y Corea del Norte fueron retratados por la maquinaria diplomática y mediática de los EEUU como las grandes amenazas al mundo civilizado. Y se les hizo caso por un tiempo: el terrorismo había destruído las Torres Gemelas y herido el Pentágono, así que los norteamericanos cruzaron medio planeta, invadieron Afganistán e Irak, mataron a un par de cientos de miles para vengar a sus dos mil muertos, le pusieron una pistola en la cabeza a Irán y solo trataron a Corea del Norte con pinzas porque los muchachos de Kim Il Song ya tenían su propia bomba atómica.

Pero llegado el 2008, el halo de la espectacular caída de las Torres Gemelas no da para sostener una "guerra" donde el enemigo no ha pasado de unos cuantos atentados extras en Londres, Madrid e Indonesia. 7 años después, el cuco del terrorismo islámico ya no funciona como antes. 

Pónganse en los pantalones de los fabricantes de armas en los EEUU: 

Bagdad sigue bañada en sangre y Afganistán es un problema de complejidad cuántica donde el nada democrático aliado pakistaní de los EEUU parece comenzar a pagar los platos rotos. El pueblo norteamericano ya presiona por una retirada, y con un Obama favorito a la presidencia, las cosas se ponen negras para los vendedores de misiles ¡Eh! Pero en un rincón del mundo del que nadie se acuerda, el aliado georgiano Saakashvili quiere recuperar esas repúblicas Fisher-Price de Abjazia y Osetia del Sur. 

No lo han ayudado porque eso nos enemistaría con Rusia. Salvo que ahora convenga tener a Rusia de enemigo ¿por qué?

Se acabaron los enemigos paupérrimos que solo emplean mujeres-bomba, morteros caseros o misiles hechos con balones de gas. Rusia es un enemigo clásico: Sukhois, MIGs, cruceros de guerra y misiles intercontinentales, excelentes pretextos para fabricar mas cazas, portaaviones, tanques y más misiles, que es donde realmente están las ganancias. Como los EEUU están con las manos ocupadas, solo se le da luz verde a Saakashvili y se presenta la respuesta rusa con grandes titulares en CNN y el New York Times: 

RUSSIA INVADES GEORGIA!!! 

Décadas de películas de la Guerra Fría con villanos rusos, y esa maligna escritura cirílica con la que nadie entiende salvo los aficionados a revistas de ajedrez de hace 20 años, hará el resto. De nuevo veremos a Boris y Natasha, regresará Iván Drago a sacarle la mugre a Stallone en Rocky IX y, por el lado amable, una versión futura de GLOW podrá de nuevo contar con la coronela Ninotchka.


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