10.10.08

La meteorología de las ideas y Alan García

¿Cansado de análisis y predicciones erradas? ¿Angustiado por saber el destino de las grandes ideas de la humanidad? Ahora puede deshacerse de esos imprácticos politólogos y economistas que solo sirven para confundirlo o distraerlo mientras le arrebatan el libre albedrío y el dinero. 

Desde hace 58 años la respuesta está encriptada en la cabeza de Alan García, y solo basta observar su comportamiento para saber a dónde derivan las grandes ideas y cual es el destino a mediano plazo de las teorías dominantes. Quizá nuestro adiposo presidente ignora que ha nacido con un extraño componente magnético-metafísico que se adelanta a los hechos y permite que, con un mínimo de entrenamiento, puedan leerse sus palabras y orientaciones políticas con más claridad que las cartas del tarot, las hojas de coca o las entrañas de los auquénidos en las que supuestamente los incas hace más de 500 años avizoraron el final de su era.

El método de lo que podríamos llamar alanmancia no consiste precisamente en llamar a un paco o sacerdote incaico, practicar una vivisección presidencial y alzar sus intestinos al sol para descifrar el destino de la raza humana. Es algo más simple aunque menos divertido: Alan García, en busca de seguridad doctrinal, se adhiere inconscientemente a las ideas que en un plazo breve van a sufrir un derrumbe inesperado, amparándose bajo un techo aparentemente sólido pero que oculta una fisura mortal. Alan García huele esa fisura en una capa de su cerebro que funciona, quizá, sin su conocimiento.


Si la alanmancia hubiera estado presente entre los 50s y 60s, se podría haber predicho, basados en la incorporación del joven García al APRA, que la alianza popular revolucionaria y americana pasaría a acomodar su existencia con un dictador de derecha como Odría, abandonando la mitad de sus principios fundacionales. 


Si hubiéramos contado con esta precisa herramienta, podríamos haber leído en el socialismo a medias y las políticas estatizantes del Alan García de los 80s un signo inequívoco del fin del bloque comunista en 1989.


Y si contáramos con la perspicacia de la alanmancia sabríamos que su conversión al neoliberalismo en el 2006 era el sello del apocalipsis para las más ortodoxas ideas económicas que ahora tambalean como producto de la megacrisis en los EEUU.

A pequeña escala, si hubiéramos aplicado las herramientas de la alanmancia a sus palabras de los últimos meses acerca de un país sólido y que avanza, podríamos haber concluído con poco margen de error que se aproximaba un escenario de maqueta estilo "Minimundo" de lo que fueron sus años mozos en el primer gobierno: el regreso de la inflación y el terrorismo, así como un literal flashback de corrupción gubernamental a cargo de viejos conocidos como Rómulo León Alegría, la punta de un hilo que tiene un gran ovillo atrás y que acaba de tumbarse al gabinete.

Atentos, discípulos de la alanmancia: el amor desmedido por el APEC de nuestro presidente puede ser la alarma de un supertsunami que arrase con toda la Cuenca del Pacífico y su confianza plena en las Fuerzas Armadas quizá sean el aviso de una guerra nuclear contra los   Estados Unidos. Nada es improbable, estemos pendientes de las direcciones que tome Alan García y preparémonos para las sorpresas que provengan exactamente del lado opuesto que elija.

(caricatura tomada de aquí)

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