(... aparte que siempre le puedes ganar en el taco)
Un meme que
Pierrot ha lanzado desde su caleta con las coordenadas de este navío, ha estallado por encima de la línea de flotación y casi llega a la santabárbara: ocho cosas que los demás supuestamente no saben sobre uno. Es una tarea algo complicada, si consideramos que a veces uno cree no haber contado las cosas y luego todo el mundo ya las sabía con mejores detalles.
Aprovechando el pretexto para hacer esta bitácora un poco más personal, recojo el guante:
1. La concepción. Mi cumpleaños tuvo que ser el 5 o 6 de Mayo y no el 13. Por la huelga de médicos en el año 1978 d.c. mi nacimiento se retrasó días y días. Por poco me disuelvo en la amniosis como el azúcar en té verde, de no ser por un oportuno y cesáreo cuchillazo. Claro que la tardanza trajo complicaciones.
2. Las complicaciones. Casi muero. Problemas con riñones, convulsiones espontáneas y estropicios digestivos me llevaron una y otra vez al hospital. Me recetaron unas gotas para los intestinos que tomaba todos los días de mi temprana infancia. Cansado de la rutina, a los 3 años tuve una fantástica idea que no se le había ocurrido a los adultos: si una gota al día me hacía bien, tomarme todas las gotas de un porrazo me volvería no solo saludable, sino invencible. Lo que siguió fue la consecuencia farmacológica del niño que se lanza desde las alturas para volar como Supermán, pero a nivel duodenal. Borré mi flora intestinal y pase meses internado. A esa tierna edad, es una eternidad. Olores como el vapor sopero de las industriales cocinas del hospital, visiones como los pasillos largos, asépticos y silenciosos a las tres de la mañana, y la sensación del tubillo de suero en el brazo como una prolongación natural de mi cuerpo no me abandonan aún. Créanlo o no, son recuerdos gratos. Cuando sané y me quitaron el suero, sentí como si me amputaran un dedo y anduve incompleto por una temporada.
3. Dibujaba mapas donde el Perú realizaba una conquista mundial. La manía nació apenas salí del hospital y me duró hasta los preocupantes 13 años, claro, con proyecciones más realistas: solo conquistaba Bolivia, Ecuador y el norte de Chile. Conozco algunos que a los 40 o 50 años siguen con la misma manía y tienen partidos que inducen a votar por males menores. A ellos les recomiendo la terapia que me curó: Civilization de Sid Meier.
4. A los siete años, fui monitor en la misa de los niños, a las 7 de la mañana de los Domingos. Mi objetivo: ser santo. Quería convertirme en un ser pío y sin pecado, porque si caía en gracia a los ojos de Dios podía obtener la siguiente gama de poderes: levitación, presciencia, telekinesis, teletransportación, proyección espiritual y además un amplio abanico de seguidores que le prenderían velas a mi imagen en estampitas. El acceso a libros de historia detallados sobre la evangelización de América y la destrucción de la cultura incaica pusieron en la balanza esas dos cosas importantes: mi fe y mi amor por el país. A los nueve, deseaba que estallara el Vaticano.
5. A los doce me colé en el grupo RAMA gracias a la tía esotérica de la familia. Investigaba sobre meditación y maestros místicos porque me sentía destinado a alcanzar el Nirvana e iluminar el mundo. La etapa fue provechosa a pesar que nunca ví un OVNI en las expediciones y que me desengañé de la historia del Consejo Galáctico pregonada por Sixto Paz. Aprendí muchas cosas útiles y me divertía en las salidas a Chilca. El viaje al congreso internacional de RAMA en Cuzco fue una de las experiencias más bonitas y alucinantes que recuerdo. Si muchos pasaron por los Boys Scouts, yo pasé por RAMA.
6. Ya ateo (que no materialista, sigo creyendo en que el método científico es una herramienta incompleta y que te ciega a muchas cosas maravillosas) , saqué la conclusión que podía existir vida inteligente en otros sistemas solares, pero que quizás jamás nos habrían visitado. Para mi fortuna, el año pasado junto a mi hermano David, presenciamos el vuelo de un platillo volador encima de mi casa en Surco. No fue una luz extraña, ni una estela errática. Era un aparato volador. Brincamos emocionados y despertamos a mucha gente con llamadas telefónicas.
7. Mi pareja de promo me dejó colgado y fui a la fiesta con mi compasiva prima, como buen loser. Fue una de las mejores fiestas que recuerdo. No sé si alguna vez volveré a cantar la Marsellesa Aprista y la canción de los Caballeros del Zodiaco con un coro tan numeroso de borrachos. Los años maravillosos nunca volverán.
8. La verdura que más odio es el frejol chino. Me impide saborear bien el tallarín saltado y cuando lo entreveran, se camufla diabólicamente. Ante eso, comer un tallarín saltado en un chifa me demanda una paciente labor de 5 a 10 minutos de minucioso
appartheid para degustar el platillo como a mí me gusta.
Lanzo el meme solo a 4 nuevos elementos, porque mi armadura es de Damage Reduction 4:
Circo Místico, de Raúl Chamorro (a ver si se reactiva)
Nubiru, del siempre sorprendente Fújur
Caminante Huamanripa, del euzkadeño Huamanripa
Carolate's Playground, de la profesora de Defensa contra las Artes Oscuras en Innsmouth